sábado, 25 de enero de 2014

Las tres Estampas Maestras de Durero: Una trilogía oculta (y 7)


Por último presentamos el siguiente diagrama que sirve como resumen de la hipótesis principal de este trabajo, a fin de exponer en un golpe de vista el lugar exacto que ocupa cada estampa en el camino de progreso espiritual que Durero sintetiza en estas tres imágenes:


Como puede apreciarse, el gráfico resume muy esquemáticamente el camino que suponen los Misterios Menores, desde el lugar más alejado del centro, la línea de la circunferencia exterior, que simboliza el dominio de la manifestación grosera –donde ha de empezar forzosamente el camino de retorno de todo ser- hasta el mismo centro y origen de esa manifestación, imagen del Paraíso primordial.
La posición 1 corresponde a la primera estampa, ‘La melancolía’, que describe el paso del umbral o límite entre el mundo profano y exterior –manifestación formal grosera- y el acceso al mundo intermedio. 
La posición 2 corresponde al lugar que ocupa ‘El caballero…’ que atraviesa precisamente ese mundo intermedio –manifestación formal sutil-. ‘San Jerónimo’ se encuentra en la posición 3, que señala el núcleo o centro del ‘plano de manifestación humano’, habiendo separado sus facultades del mundo exterior y reintegrado sus potencias a su centro primordial retornando así al origen –siempre en este plano de manifestación-. Es fácil apreciar visualmente cómo este punto central es exactamente el que comunica, a través del Axis Mundi, con los estados superiores del Ser así como con el Polo del que procede toda manifestación.[1]
Lo mismo puede aplicarse a las castas. La tercera casta estaría situada en la posición 1, la más exterior, en inevitable contacto directo con el mundo físico que es en rigor el ámbito de acción de dicha casta. La casta segunda, la guerrera, se sitúa en la posición 2, ya más interior que la otra, en los dominios del mundo intermedio. La primera casta, la sacerdotal, se ubica en la posición 3, la más central e interior de todas y por tanto la más alejada de los dominios de la manifestación física o grosera, pero la más cercana por eso mismo a los mundos del espíritu que es de donde emana su acción. Acción que podríamos calificar de invisible pues supone ante todo una influencia, que no deja aparente huella.[2] Dejando a un lado esta función indirecta de la primera casta, podríamos decir que mientras la casta chatria debe ordenar y administrar el orden humano y social, la convivencia, la casta vaishya debe ordenar y administrar el mundo material y posee el dominio sobre él. Una vez más nos encontramos ante una distribución funcional que se organiza en base a la conocida división ternaria clásica del alma[3].
Vistas ahora así en conjunto, las tres estampas pueden ser comparadas con la división ternaria de que consta la Divina Comedia de Dante, pues la muerte iniciática a menudo es asimilada a un descenso a los infiernos y al interior de la Tierra, la etapa intermedia se correspondería con el Purgatorio descrito por Dante, donde se han de quemar las últimas impurezas, y la tercera estampa, con san Jerónimo en su gabinete, correspondería al Cielo de Divina Comedia, donde reinan la armonía y la belleza. Como se comprueba al mostrar este evidente paralelismo entre las Estampas maestras del maestro de Núremberg y la Comedia de Dante, la ascensión espiritual que hemos descrito en tres etapas o peldaños –y que conduce de la oscuridad del infierno y la materia a la luz del cielo y el espíritu-, lejos de ser extraña o ajena al arte europeo, es perfectamente conocida en el mismo y conforme a la tradición[4].
No hay espacio para más, sólo nos resta concluir con cierto asombro que, haciendo gala de su gran genialidad, el maestro Durero deja testimonio cum figura para los hombres del porvenir de la senda iniciática que conduce desde la existencia profana hacia la realización plena de los Misterios Menores, que son precisamente los que se refieren al dominio de la manifestación, sintetizando dicho sendero místico en tres etapas o peldaños, siguiendo y respetando en todo momento la antiquísima tradición simbólica occidental. La transmisión de dicho testimonio es precisamente una de las misiones principales de todo maestro según decíamos al comienzo de estas páginas al referirnos al sentido de la palabra tradición[5]. Se comprende ahora por qué, ante la carencia de una verdadera perspectiva tradicional, el significado y alcance de las Estampas maestras ha pasado desapercibido durante años para los críticos de arte y los especialistas.
No ha sido nuestra intención agotar en estas breves páginas todas las posibles lecturas a que dan lugar estas tres obras maestras del maestro de Núremberg ni explicar pormenorizadamente todos los símbolos que aparecen en ellas; habría aún mucho que decir, sabemos además que tocamos muchos temas transversales (doctrina de las castas, doctrina de los gunas, etc…) que requieren de mayores análisis y profundizaciones y que aún quedan en los tres grabados numerosos símbolos que no hemos mencionado esperando ser explicados. Tan solo hemos querido sugerir, de una parte, la inmensa profundidad de significados que contiene el Arte con mayúsculas cuando, lejos de buscar lo novedoso, respeta los usos tradicionales y se atiene al símbolo entendido como puente y vínculo con una realidad superior; y de otra, las inmensas posibilidades que ofrece una interpretación tradicional del fenómeno artístico, sea cual sea su forma de expresión. Al fin y al cabo es el espíritu quien trata siempre de mostrarse con gemidos inefables[6] a través de toda la creación humana, no solo artística.
Porque en verdad lo original es volver al origen, precisamente ese origen al que Durero nos propone retornar tomando el camino hacia los Misterios Menores que nos muestra en estas tres Estampas maestras.




[1] Este gráfico permite asimismo una presentación en vertical, en tal caso encontramos los tres mundos a que nos referimos anteriormente: la posición 1 se encontraría sobre la Tierra, la posición 2 seguiría estando en el mundo intermedio o Atmósfera y la posición 3 señalaría el Cielo, posiciones y denominaciones que coinciden plenamente con todo lo dicho hasta ahora acerca del significado de las estampas.
[2] Los efectos de dicha ‘acción invisible’ se cumplen en el mundo exterior solo indirectamente. La huella que deja el hombre moderno a su paso es también un interesante tema de reflexión acerca del ciclo humano y su momento actual, reflexión que dejaremos para mejor ocasión.
[3] Basada, no lo olvidemos, en la naturaleza propia de las cosas (el swadharma) y no en alguna convención humana.
[4] Guénon, R. El esoterismo de Dante. Ed. Paidós. Barcelona, 2005.
[5] Ver nota 2.
[6] Rm. 8, 26.

No hay comentarios: