El
Tarot y el Oráculo de Toth
Comenzaremos nuestro recorrido por el esoterismo cristiano observando algunos de sus símbolos menos
evidentes. Desvinculado desde hace siglos de las ciencias sagradas y
tradicionales (como la astrología) el Tarot
ha caído poco a poco en el descrédito y el mal uso. Aparece entre las 'pseudociencias' como una cartomancia y es empleado para 'adivinar' un hipotético futuro. Pero cabe preguntarse si éste es el fin con
que fue pensado y diseñado en origen. Además semejante esfuerzo para un saber tan dudoso resulta sorprendente. Entendemos que en su origen
el Tarot no fue pensado ni diseñado para estos fines.
Muchos hacen derivar el
término "Tarot" del nombre del Dios egipcio "Toth".
Lamentablemente no hay relación alguna en su etimología. Una vez más se aceptan con facilidad fuentes de origen incierto y se niegan y desprecian obstinadamente las
fuentes tradicionales. No se entiende por qué procedimiento lingüístico puede
derivarse Tarot de Toth introduciendo una consonante de modo inexplicable en
medio de la palabra.
Sin embargo parece más
razonable que la palabra "Tarot" tenga su origen en un símbolo muy
conocido y que funcione como anagrama del mismo.
El Crismón
era el emblema de Cristo en la Alta Edad Media. Fue insignia del Imperio de
Oriente, Bizancio, se dibujaba en los tondos de Santa Sofía de Constantinopla,
aparecía en los escudos imperiales y se propagó por toda Europa durante el
románico como sello de Cristo. El Crismón está formado por las dos primeras letras del nombre de
Cristo, en griego Xristos, que significa
"ungido". Estas dos primeras letras son la Ji (X) y la Ro (P). Cuando se superponen dan el signo que conforma el Crismón. Esto es bien conocido por cualquiera mínimamente versado en
Historia del Arte.
Las otras dos letras del
Crismón son la a ("alfa", primera letra del alfabeto griego que corresponde a la A del
latino) y w, W
("omega" —literalmente 'O grande'— última letra del
alfabeto griego que corresponde a la O larga del latino). Primera y última
letras del alfabeto griego en referencia al principio y el fin del mundo que supone
Cristo Jesús, Rey del Mundo y Señor de los Tiempos.
De modo que el Crismón posee
las letras X, P, A
y W.
Por otra parte la palabra
TAROT posee dos T, una A
, una O y una R.
T - A - R - O - T
La X no es otra cosa que un aspa, o también, una cruz tumbada o girada. Cruz que está formada a su vez
por dos "Taus" (T) contrapuestas y unidas por su trazo superior
horizontal. Por tanto la X dividida en dos partes
iguales da lugar a dos T. Por su parte la W griega puede ser sustituida por su equivalente latina, la O. De modo que ya tenemos las letras -T, T, A,
O, R- que forman la palabra TAROT. Solo resta ordenarlas
adecuadamente.
El orden correcto nos lo da el sentido del círculo en que se inscribe el propio Crismón. No es casual que el Crismón se inscriba en un círculo, símbolo de los ciclos y de la rueda de la manifestación o samsara. Y, efectivamente, a partir del símbolo del Crismón se lee fácilmente la palabra Tarot.
El orden correcto nos lo da el sentido del círculo en que se inscribe el propio Crismón. No es casual que el Crismón se inscriba en un círculo, símbolo de los ciclos y de la rueda de la manifestación o samsara. Y, efectivamente, a partir del símbolo del Crismón se lee fácilmente la palabra Tarot.
Por otra parte podemos escribir la palabra
Tarot de forma circular, de modo que comenzara y terminara en la misma letra la T.
T
O
A
R
Así que las letras en que se
descompone el Crismón ordenadas convenientemente según la orientación del
círculo nos dejan leer:
T
A R O T
Esta teoría de la lectura
circular de la palabra se confirma mediante dos fáciles artificios. Por transliteración
de las letras que componen la palabra, artificio frecuentemente usado por los
cabalistas, cambiamos de lugar las consonantes entre sí y las vocales entre sí.
La palabra obtenida resulta clarificadora:
R
O T A R
Más fácilmente de conseguir.
Si en lugar de transliterar las letras cambiamos el punto de lectura de las
letras escritas en círculo. Si en lugar de comenzar en lo alto del círculo y leer en el sentido de las agujas del reloj leemos el signo en el sentido opuesto se encuentra la misma palabra:
R O T A R
Hay que señalar un último
detalle: si escrita la palabra Tarot en forma circular es leída comenzando en el punto más alto pero en el sentido
opuesto a las agujas del reloj se lee "Torá", la Ley.
El
Oráculo de Toth
Decíamos al principio que
muchos creen erróneamente que existe una relación etimológica entre
"Tarot" y el nombre del Dios egipcio "Toth". Nos parece ya
suficientemente demostrado que esta relación es falsa. Lo cual no significa que
no exista relación alguna. Realmente hay una relación entre el Tarot
y el Dios Toth, pero no es etimológica.
Esta relación entre ambos
términos proviene de los significados y enseñanzas más profundas que
representan. Toth es el Dios que en la
tradición egipcia inventó la escritura y la enseñó a los hombres. Se le
representa habitualmente con cabeza de Ibis. De las tres escrituras que
históricamente se usaron en el Egipto faraónico la que se supone transmitida
por Toth es la más antigua de ellas: la escritura jeroglífica.
- Jeroglífico - del griego hieros glifos, "grabado sagrado". Efectivamente la escritura jeroglífica era considerada sagrada, de origen divino por los egipcios. Es bien conocido que esta escritura consiste en ideogramas de lo más variado. Emparentada con el término glifo tenemos otra palabra que tambien designa una lengua sagrada: 'petroglifo', "grabado en piedra".
La Tradición Hermética dice
que el Tarot es "el Libro de Toth". Esto, aparte de haber provocado
la confusión lingüística ya aclarada anteriormente no hay porqué ponerlo en
duda, siempre que no olvidemos que tal enunciado tiene un sentido simbólico. Es decir, no hay
porqué dudar del sentido simbólico del enunciado tradicional. Es fácil percatarse
de que el Tarot está compuesto de "ideogramas" como la misma
escritura jeroglífica egipcia. Si estos ideogramas fueran en su origen considerados sagrados cabe la posibilidad de que fueran emparentados a los jeroglíficos egipcios, quizá erróneamente, quizá simbólicamente en tanto lenguaje figurado -es decir con figuras-. He ahí la primera y principal relación entre
Tarot y Toth. No es la única.
Como ya dijimos a Toth se le
representa con cabeza de Ibis. El ibis era considerado en Egipto un ave
sagrada. El ibis aparece con sorprendente frecuencia en los portales y los
capiteles románicos de toda Europa. La Tradición Hermética nos dice también que
los cabalistas eran aquellos que conocían "la lengua de los pájaros".
Incluso el argot propio de los alquimistas y esoteristas de la Edad Media llegó a llamarse
"lengua de los pájaros" (lo cual tiene amplias implicaciones para aquel que quiera entender el
Camino de Santiago). Precisamente entre los romanos los augures eran quienes
conocían el "vuelo de las aves": a pesar de que nos ha quedado la
interpretación más superficial, esto es que predecían el futuro (¡sorprende que
sea la misma función adivinatoria a la que ha quedado relegado el Tarot!)
observando el vuelo de las aves en el cielo. Pero esto no es más que un modo sutil
de decir lo mismo: que poseían y manejaban un código comunicativo que no era
público o exotérico, sino esotérico y básicamente incomunicable, dependía de la intuición. La "lengua de los pájaros", el
"vuelo de los pájaros". Viene aquí a la memoria sin dificultad ese pasaje de la Tetralogía wagneriana en que la sangre del dragón Fafner otorga la inesperada cualidad a Siegfried de entender precisamente el canto de un pájaro del bosque. Demasiadas coincidencias para ser consideradas casualidades.
Precisamente recibía el nombre
de Hermes el equivalente griego del Dios Toth y en
la Alejandría helénica se le llamó Hermes-Toth. Hermes era el mensajero de los
Dioses y hacía el viaje entre el Olimpo y los hombres. Debido a esta movilidad,
cabe decir volatilidad, que define su función se le representa con alas en el
pétaso (sombrero de alas anchas propio de los pastores) y en las cáligas (sandalias). También la vara de Hermes, el
caduceo, posee un par de alas en su cúspide.
El diccionario nos dice que oráculo
es la "respuesta que da Dios por sí o por sus ministros". Entre los
gentiles esta respuesta se daba a través de pitonisas o sacerdotes
(hierofantes). Y ésta era exactamente la función primera para la que fue
diseñado el Tarot: como instrumento de comunicación con los dioses, como oráculo, para
recibir una respuesta divina. Por tanto realizaba una función de contacto y comunicación entre la esfera de los dioses y la de los hombres. Recordemos que la función principal de Hermes-Toth
era precisamente servir de enlace entre los dioses y los hombres. Ahora se entiende claramente
y sin lugar a dudas que el Tarot en tanto que vehículo e instrumento oracular para
comunicarse con lo numinoso no puede estar dedicado simbólicamente
sino al mismo numen que comunicaba cielo y tierra para la tradición esotérica. Puesto que el mismo Jesucristo
se proclamó fin y medio ("nadie va al padre si no es por mí") para
alcanzar esta comunicación el Tarot no puede sino referirse de modo inevitable
a él, a Cristo.
Aunque parezca sorprendente el Tarot en su forma
actual es un instrumento oracular de claro matiz cristiano si bien
evidentemente pertenece a la rama más esotérica y desconocida de la Tradición.
Este origen dentro del esoterismo cristiano explica no solo su nombre, un
anagrama en referencia evidente a Cristo sino también diversas referencias
cristianas en sus ideogramas, como por ejemplo el Tetramorfos presente en el
último de los Arcanos Mayores o la clara referencia a la Parusía en el Arcano XX, donde apreciamos una escena tan cristiana como la Resurrección de
los muertos y el Juicio Final.
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