martes, 28 de enero de 2014

Esoterismo cristiano: Tarot




El Tarot y el Oráculo de Toth


Comenzaremos nuestro recorrido por el esoterismo cristiano observando algunos de sus símbolos menos evidentes. Desvinculado desde hace siglos de las ciencias sagradas y tradicionales (como la astrología) el Tarot ha caído poco a poco en el descrédito y el mal uso. Aparece entre las 'pseudociencias' como una cartomancia y es empleado para 'adivinar' un hipotético futuro. Pero cabe preguntarse si éste es el fin con que fue pensado y diseñado en origen. Además semejante esfuerzo para un saber tan dudoso resulta sorprendente. Entendemos que en su origen el Tarot no fue pensado ni diseñado para estos fines.

Muchos hacen derivar el término "Tarot" del nombre del Dios egipcio "Toth". Lamentablemente no hay relación alguna en su etimología. Una vez más se aceptan con facilidad fuentes de origen incierto y se niegan y desprecian obstinadamente las fuentes tradicionales. No se entiende por qué procedimiento lingüístico puede derivarse Tarot de Toth introduciendo una consonante de modo inexplicable en medio de la palabra.

Sin embargo parece más razonable que la palabra "Tarot" tenga su origen en un símbolo muy conocido y que funcione como anagrama del mismo.

El Crismón era el emblema de Cristo en la Alta Edad Media. Fue insignia del Imperio de Oriente, Bizancio, se dibujaba en los tondos de Santa Sofía de Constantinopla, aparecía en los escudos imperiales y se propagó por toda Europa durante el románico como sello de Cristo. El Crismón está formado por las dos primeras letras del nombre de Cristo, en griego Xristos, que significa "ungido". Estas dos primeras letras son la Ji (X) y la Ro (P). Cuando se superponen dan el signo que conforma el Crismón. Esto es bien conocido por cualquiera mínimamente versado en Historia del Arte.

Las otras dos letras del Crismón son la a ("alfa", primera letra del alfabeto griego que corresponde a la A del latino) y  w, W ("omega" —literalmente 'O grande'— última letra del alfabeto griego que corresponde a la O larga del latino). Primera y última letras del alfabeto griego en referencia al principio y el fin del mundo que supone Cristo Jesús, Rey del Mundo y Señor de los Tiempos.

De modo que el Crismón posee las letras X, P, A y W. 

Por otra parte la palabra TAROT posee dos T, una A , una O y una R.

T - A - R - O - T



La X no es otra cosa que un aspa, o también, una cruz tumbada o girada. Cruz que está formada a su vez por dos "Taus" (T) contrapuestas y unidas por su trazo superior horizontal. Por tanto la X dividida en dos partes iguales da lugar a dos T. Por su parte la W griega puede ser sustituida por su equivalente latina, la O. De modo que ya tenemos las letras -T, T, A, O, R- que forman la palabra TAROT. Solo resta ordenarlas adecuadamente. 

El orden correcto nos lo da el sentido del círculo en que se inscribe el propio Crismón. No es casual que el Crismón se inscriba en un círculo, símbolo de los ciclos y de la rueda de la manifestación o samsara. Y, efectivamente, a partir del símbolo del Crismón se lee fácilmente la palabra Tarot.

Por otra parte podemos escribir la palabra Tarot de forma circular, de modo que comenzara y terminara en la misma letra la T.


T

O                A

R


Así que las letras en que se descompone el Crismón ordenadas convenientemente según la orientación del círculo nos dejan leer:

T A R O T

Esta teoría de la lectura circular de la palabra se confirma mediante dos fáciles artificios. Por transliteración de las letras que componen la palabra, artificio frecuentemente usado por los cabalistas, cambiamos de lugar las consonantes entre sí y las vocales entre sí. La palabra obtenida resulta clarificadora:

R O T A R


Más fácilmente de conseguir. Si en lugar de transliterar las letras cambiamos el punto de lectura de las letras escritas en círculo. Si en lugar de comenzar en lo alto del círculo y leer en el sentido de las agujas del reloj leemos el signo en el sentido opuesto se encuentra la misma palabra:

R O T A R


Hay que señalar un último detalle: si escrita la palabra Tarot en forma circular es leída comenzando en el punto más alto pero en el sentido opuesto a las agujas del reloj se lee "Torá", la Ley.

El Oráculo de Toth


Decíamos al principio que muchos creen erróneamente que existe una relación etimológica entre "Tarot" y el nombre del Dios egipcio "Toth". Nos parece ya suficientemente demostrado que esta relación es falsa. Lo cual no significa que no exista relación alguna. Realmente hay una relación entre el Tarot y el Dios Toth, pero no es etimológica.

Esta relación entre ambos términos proviene de los significados y enseñanzas más profundas que representan. Toth es el Dios que en la tradición egipcia inventó la escritura y la enseñó a los hombres. Se le representa habitualmente con cabeza de Ibis. De las tres escrituras que históricamente se usaron en el Egipto faraónico la que se supone transmitida por Toth es la más antigua de ellas: la escritura jeroglífica.


    • Jeroglífico - del griego hieros glifos, "grabado sagrado". Efectivamente la escritura jeroglífica era considerada sagrada, de origen divino por los egipcios. Es bien conocido que esta escritura consiste en ideogramas de lo más variado. Emparentada con el término glifo tenemos otra palabra que tambien designa una lengua sagrada: 'petroglifo', "grabado en piedra".


La Tradición Hermética dice que el Tarot es "el Libro de Toth". Esto, aparte de haber provocado la confusión lingüística ya aclarada anteriormente no hay porqué ponerlo en duda, siempre que no olvidemos que tal enunciado tiene un sentido simbólico. Es decir, no hay porqué dudar del sentido simbólico del enunciado tradicional. Es fácil percatarse de que el Tarot está compuesto de "ideogramas" como la misma escritura jeroglífica egipcia. Si estos ideogramas fueran en su origen considerados sagrados cabe la posibilidad de que fueran emparentados a los jeroglíficos egipcios, quizá erróneamente, quizá simbólicamente en tanto lenguaje figurado -es decir con figuras-. He ahí la primera y principal relación entre Tarot y Toth. No es la única.

Como ya dijimos a Toth se le representa con cabeza de Ibis. El ibis era considerado en Egipto un ave sagrada. El ibis aparece con sorprendente frecuencia en los portales y los capiteles románicos de toda Europa. La Tradición Hermética nos dice también que los cabalistas eran aquellos que conocían "la lengua de los pájaros". Incluso el argot propio de los alquimistas y esoteristas de la Edad Media llegó a llamarse "lengua de los pájaros" (lo cual tiene amplias implicaciones para aquel que quiera entender el Camino de Santiago). Precisamente entre los romanos los augures eran quienes conocían el "vuelo de las aves": a pesar de que nos ha quedado la interpretación más superficial, esto es que predecían el futuro (¡sorprende que sea la misma función adivinatoria a la que ha quedado relegado el Tarot!) observando el vuelo de las aves en el cielo. Pero esto no es más que un modo sutil de decir lo mismo: que poseían y manejaban un código comunicativo que no era público o exotérico, sino esotérico y básicamente incomunicable, dependía de la intuición. La "lengua de los pájaros", el "vuelo de los pájaros". Viene aquí a la memoria sin dificultad ese pasaje de la Tetralogía wagneriana en que la sangre del dragón Fafner otorga la inesperada cualidad a Siegfried de entender precisamente el canto de un pájaro del bosque. Demasiadas coincidencias para ser consideradas casualidades.

Precisamente recibía el nombre de Hermes el equivalente griego del Dios Toth y en la Alejandría helénica se le llamó Hermes-Toth. Hermes era el mensajero de los Dioses y hacía el viaje entre el Olimpo y los hombres. Debido a esta movilidad, cabe decir volatilidad, que define su función se le representa con alas en el pétaso (sombrero de alas anchas propio de los pastores) y en las cáligas (sandalias). También la vara de Hermes, el caduceo, posee un par de alas en su cúspide.


El diccionario nos dice que oráculo es la "respuesta que da Dios por sí o por sus ministros". Entre los gentiles esta respuesta se daba a través de pitonisas o sacerdotes (hierofantes). Y ésta era exactamente la función primera para la que fue diseñado el Tarot: como instrumento de comunicación con los dioses, como oráculo, para recibir una respuesta divina.  Por tanto realizaba una función de contacto y comunicación entre la esfera de los dioses y la de los hombres. Recordemos que la función principal de Hermes-Toth era precisamente servir de enlace entre los dioses y los hombres. Ahora se entiende claramente y sin lugar a dudas que el Tarot en tanto que vehículo e instrumento oracular para comunicarse con lo numinoso no puede estar dedicado simbólicamente sino al mismo numen que comunicaba cielo y tierra para la tradición esotérica. Puesto que el mismo Jesucristo se proclamó fin y medio ("nadie va al padre si no es por mí") para alcanzar esta comunicación el Tarot no puede sino referirse de modo inevitable a él, a Cristo.

Aunque parezca sorprendente el Tarot en su forma actual es un instrumento oracular de claro matiz cristiano si bien evidentemente pertenece a la rama más esotérica y desconocida de la Tradición. Este origen dentro del esoterismo cristiano explica no solo su nombre, un anagrama en referencia evidente a Cristo sino también diversas referencias cristianas en sus ideogramas, como por ejemplo el Tetramorfos presente en el último de los Arcanos Mayores o la clara referencia a la Parusía en el Arcano XX, donde apreciamos una escena tan cristiana como la Resurrección de los muertos y el Juicio Final. 


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