miércoles, 22 de julio de 2020

Símbolos polares. Animales polares: la oca.

Como hemos dicho los símbolos polares están entre los más olvidados en la actualidad y se confunden muy a menudo con los solares. Entre los símbolos animales en ocasiones ambiguos o confusos respecto a su carácter polar o solar se encuentra el de la oca, ave a la que se vinculan otros varios símbolos algunos de ellos muy populares como la pata de oca, el huevo de Pascua o el del juego de la oca.

La oca ha sido empleada como símbolo del Polo desde tiempos muy remotos y por muy diferentes tradiciones desde el antiguo Egipto hasta la Roma clásica o la edad media europea pasando por el hinduismo. 

Las famosas ocas de Meidum (de la especie A. fabalis), ubicadas originalmente en la mastaba de
Nefermaat (Dinastía IV) y actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo. Se trata de un fresco sobre estuco.
En el antiguo Egipto la oca estaba consagrada al dios Amón.


La oca como animal Polar.

El significado de la oca viene dado principalmente por su condición migratoria. Los ánsares  salvajes crían en la región circumpolar del hemisferio norte en las fechas del solsticio de verano e hibernan en zonas húmedas más meridionales. El caso más sorprendente entre esta familia de aves quizá sea el A. indicus, que realiza una migración de  5000 km desde Mongolia hasta el sur de la India durante la cual debe superar las cumbres del Himalaya.  

Como es sabido las aves migran en función del ciclo ascendente o descendente del sol. Esta asociación de los grandes bandos de aves migratorias con el curso solar, coincidiendo con los períodos de crecimiento y decrecimiento de los días -es decir los períodos de ascenso y descenso del sol respectivamente-, ha llevado en ocasiones a confundir su significado y a creerlas asociadas a menudo con el sol, y por tanto interpretarlas como un símbolo solar.  Pero lo que hay que considerar aquí es que las aves migratorias no siguen en absoluto al sol ni se dirigen a oriente -lo que sería propiamente un 'viaje solar'-, sino que se dirigen en realidad al Polo, reconociendo así la supremacía del mismo sobre el astro rey.

Mientras el sol se mueve de este a oeste -el mítico viaje del dios Ra en su barca de la mitología egipcia- las aves migratorias lo hacen de norte a sur, trazando una cruz sobre el eje propio del movimiento solar. Dicho eje norte-sur es ya en sí mismo un símbolo axial y un reconocimiento de la supremacía del Polo sobre cualquier otra realidad manifestada. 

Ruta migratoria del A. indicus, como se aprecia sigue con bastante exactitud el eje norte-sur.


Analicemos un poco más en detalle el significado simbólico de esta cruz dibujada al cruzarse idealmente la ruta de los ánsares con la ruta descrita por el sol. 
  • El eje polar norte-sur simboliza el paso a la manifestación a partir del Polo increado e inmanifestado en que la potencia -en sentido aristotélico- es máxima -véase su relación con el simbolismo del hielo aquí- hasta el polo sur que representaría lo opuesto, esto es  el agotamiento de las potencias la manifestación y su anquilosamiento al final del ciclo. 
  • Por su parte el eje solar este-oeste podríamos denominarlo el eje de la vida -o de la vida y la muerte-, describiendo el devenir -desarrollo o evolución- de un plano particular de la manifestación siendo el oriente el símbolo de la vida y el nacimiento y occidente el símbolo de la muerte y el retorno del ser particular al estado indefinido. No es casualidad que en todas las mitologías las tierras de los muertos están al oeste, ya sea por ejemplo la orilla occidental del Nilo o los varios 'finisterres' europeos. [1]  

Como se ve la figura que dibujan los ejes polar y solar contiene en sí el simbolismo de la cruz que analizara Guénon y la idea básica asimismo de otro simbolismo tradicional, el del tejido, constituido por el entrecruzamiento de la trama y la urdimbre: al entrecruzarse ambos 'hilos' dan lugar a la infinita complejidad del 'tejido' de la manifestación universal


La oca como símbolo de la Tradición Unánime en el Arte. 

Hasta aquí hemos visto que la oca es un animal de significado indiscutiblemente polar, ahora bien, ¿cuál es el significado de su presencia en el arte, el imaginario y los cuentos y leyendas populares? 

Bien, las aves de carácter polar -que son fundamentalmente tres: la oca, el cisne y la grulla- simbolizan en el arte la conexión ontológica entre esa manifestación artística o tradicional particular y el Polo de la manifestación del que procede, como un hilo sutil y primigenio -un cordón umbilical [2]- que enlaza una tradición concreta, un ser o un lugar sagrado con su origen primordial e invisible -el Amón en la cosmogonía egipcia como luego veremos-. 

De este modo cuando se emplea el simbolismo de las aves polares se expresa la presencia de un vínculo espiritual con la Tradición Unánime o Primordial, lo que en el Antiguo Testamento representa Melquisedec en su encuentro con Abraham. 

Y, dicho sea de paso, este y no otro es el sentido de la constante presencia de la oca, bajo diversas formas -la pata de oca, el juego de la oca, etc.-, a lo largo del Camino de Santiago, a pesar de los numerosos disparates y teorías new-age que pueden oírse al respecto sin ningún fundamento. 

Se comprende ahora porqué la oca estaba consagrada en el antiguo Egipto al dios Amón, el dios trascendente, anterior a la creación así como a los demás dioses, superior al resto del panteón egipcio y de carácter oculto e inalcanzable, el cual era en realidad el dios supremo en la tradición faraónica. Es decir, en otras palabras, la oca siempre es una referencia de los principios y fuerzas cósmicas no manifestados. [3]

 

Escultura egipcia de un ansarón de oca ofrecido al dios Amón (Museo del Louvre).


Esta relación con la Tradición Unánime y la Edad de Oro nos lleva a otra cuestión relacionada con el ciclo humano y las cuatro Edades del hombre ya planteada por Guénon: el hecho de que en un primer estadio humano el hombre no se giraba a oriente -lugar del nacimiento del sol y del que proviene la palabra "orientarse"- como referencia al centro sagrado para sus ritos sino al norte o Polo -lo que haciendo un juego de palabras podríamos describir como como "polarizarse"-. Y esto es exactamente lo que hacen las bandadas de aves migratorias, tomar siempre como referencia el norte, el Polo, y no el sol. El sol en el fondo no hace sino acompañarlas en su viaje. 

Además, las ocas tienen varias ventajas simbólicas a la hora de simbolizar el Polo sobre otras aves migratorias. La primera razón es el hecho de pasar el solsticio de verano en regiones nórdicas -míticamente hiperbórea- y el solsticio de invierno en regiones más humanizadas lo que las convierte de modo natural en mensajeras del invierno. Y aquí su simbolismo coincide  o se superpone con el del solsticio de invierno. 

Como ya dijimos en una entrada anterior, es en el solsticio de invierno cuando con más facilidad se puede comprender el misterio y el papel fundamental que representa el Polo, dado que la manifestación se repliega sobre sí misma y concentra, en un estado latente, todas las potencias que le son propias -lo que nos recuerda otro simbolismo polar, el oso-. Es coincidiendo con este repliegue de las fuerzas de la naturaleza que se presentan las ocas. La asociación por tanto es evidente. 

En segundo lugar por el simbolismo propio del huevo de oca. 

El huevo de Pascua. 

Aun hay otro símbolo asociado a la oca con un significado eminentemente polar en el que vale la pena detenerse, el simbolismo del huevo, a veces denominado 'huevo cósmico', representado en las regiones europeas y cristianas por el huevo de Pascua. 

Es fácil advertir la relación del huevo con el simbolismo polar, el huevo representa la concentración de todas las posibilidades de un ser -en este caso el ave por nacer- en un punto previo a ningún desarrollo y por tanto en su máxima potenciaComo se ve el sentido del huevo de ave es análogo al del punto en geometría, uniendo las propiedades de extensión mínima -de hecho el punto es inextenso- y máxima potencia. Así, el punto, simbolizado por el huevo, representa el centro y origen de la manifestación, es decir como dijimos en una entrada anterior, el Ser.  En palabras de R. Guénon: 

 la idea de Polo es también un equivalente de la idea de Centro. [4]

Por tanto en el huevo de oca, del que proviene el conocido huevo de Pascua, se unen dos símbolos polares, el huevo de una parte y el ave de otra. 

Maticemos por último que el huevo de oca no es un símbolo de 'renacimiento', al menos no como se suele entender esta palabra en sentido profano, sino más bien un símbolo de resurrección y de transmutación, es decir del paso de un estado ya agotado de la manifestación a otro, un estado nuevo aún repleto de potencias. 
"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron." (Ap. 21:1)
"Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento." (Is. 65:17) 
Y como es lógico a fin de llevar a cabo ese cambio de estado el ser debe reintegrarse en su origen simbolizado por el Centro -de su ser- en la dimensión horizontal y por el Polo en la dimensión vertical. Esta reintegración al origen así como la posibilidad de una 'nueva vida' cargada de nuevas posibilidades es la que simboliza el huevo de oca.   





[1] No es difícil advertir que el desierto del Sahara, que se extiende aparentemente sin límite a partir de las necrópolis de la orilla occidental del Nilo, representa en la cosmovisión mítica egipcia exactamente lo mismo que representa el océano atlántico en los finisterres europeos siendo símbolos análogos: la manifestación informal, la ausencia de forma, allí donde los entes particulares son disueltos y pierden su individualidad. Por ello ambos simbolismos pueden ponerse en relación asimismo con el simbolismo de la Gran Madre que contiene toda la manifestación en su seno. En este sentido cabría investigar como hipótesis plausible una relación simbólica en el arte entre los símbolos de la oca y la Virgen María.    

[2] El ombligo, Omphalos en griego, es otro símbolo del centro y de la conexión trascendente del ser particular con el Ser, lo que le pone en relación directa con los símbolos axiales y polares. Baste como muestra de lo que decimos que el ónfalo de Delfos estaba consagrado al dios Apolo, el hiperbóreo.

[3] Una vez más debemos insistir en la división esquemática de los mundos o universos -muy bien representada de modo intuitivo tanto en la Cábala como en el hinduismo-, distinguiendo lo no manifestado de la manifestación informal, y estos de la manifestación formal -que puede ser sutil o grosera (extensa)-. Esto conlleva algunos problemas de interpretación simbólica en casos particulares que quizá tratemos próximamente, tal y como la diferencia entre los símbolos aéreos y los acuáticos. Baste decir aquí que lo informal es representado normalmente por el aire -el pneuma, la atmósfera- frente al fuego, pero también en ocasiones se representa por el océano y en general por cualquier materia indiferenciada y llena de posibilidad como puede ser también la 'tierra negra' y fértil que da su nombre a la Alquimia. 

[4] Artículo publicado en la revista francesa Regnavit en 1926 y recuperado en el libro póstumo: Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada.

No hay comentarios: