viernes, 7 de febrero de 2014

Simbolismo zodiacal: Cáncer y Capricornio (I)



Nota: El complejo simbolismo de estos dos signos zodiacales nos ha llegado básicamente a través de R. Guénon ('Símbolos fundamentales de la ciencia sagrada') a cuya obra remitimos a quien desee profundizar en los mismos así como en la simbólica tradicional en general. 


En primer lugar reflexionemos acerca del signo de Cáncer, cuya representación más conocida es la del cangrejo, cangrejo de río por cierto, y por tanto de agua dulce. El cangrejo habita en el fondo del río o lago, nunca sale a la superficie, alimentándose del limo y los restos orgánicos animales o vegetales que caen desde la superficie. Si nos atenemos al simbolismo tradicional el fondo de las aguas, lugar del barro fértil, sería el origen o las primeras fases -indiferenciadas- de la manifestación, mientras la superficie de las aguas correspondería al desarrollo de la manifestación en sí, lo que de esta se muestra. Así, fondo y superficie podrían corresponderse con la manifestación informal y la manifestación formal respectivamente. Por otro lado, siendo las aguas siempre símbolo del alma, estas dos regiones de las aguas también pueden relacionarse con lo subconsciente y lunar -el fondo, la parte oculta de las aguas- opuesto a lo consciente y solar -la superficie del agua, su parte visible-[1]. Es tan solo a la primera de estas divisiones de las aguas -siguiendo el simbolismo del lago o estanque- a la que se refiere el signo de Cáncer: lo subconsciente, lo oculto, lo profundo, lo no-manifiesto, y, en general, todo aquello que ocurre en las profundidades y sin ser visto -inconsciente- pero cuyos efectos repercuten en la superficie de las aguas -la consciencia-. Es por este carácter de secreto y oculto y por las consecuencias que ello tiene en el nivel consciente por lo que este signo ha sido considerado a menudo como maléfico.  En realidad, y bien entendido, este signo es tan maléfico como benéfico, pues en él se hallan contenidas todas las posibilidades de un ser particular, tanto las buenas como las malas, así como, por otra parte, aquellas que desarrolle a lo largo de su existencia tanto como las que no.  

Estos significados se percibirán más claramente si analizamos el símbolo abstracto por el que se representa el signo: su figura circular y cerrada sobre sí misma recuerda el yin-yang oriental, la dualidad pero replegada sobre sí misma, mostrando vuelto al interior el par de opuestos irreductible a que se reduce toda la manifestación. 





Símbolo gráfico del signo Cáncer



A través de esta figura el signo nos remite al germen o embrión del que todo ha de partir, el punto de origen de la manifestación, donde están contenidas las causas profundas -el cuerpo causal- que darán lugar al desarrollo de un ser particular, tal y como la semilla es a la planta. Además, tal figura, nos recuerda al huevo primordial de algunas mitologías, que precedió a toda la manifestación universal. El símbolo gráfico remite así más al estado embrionario -el desarrollo del feto durante el embarazo, p.e.- que al nacimiento en sí, que sería la salida a la luz y a la manifestación misma. De hecho, el embrión se desarrolla en un ambiente acuático y en cierto modo oculto a la vista -lo cual se corresponde con la idea de las aguas subterráneas o las aguas que forman lagunas en el interior de las cavernas-, y al nacer se emerge precisamente de esas aguas y se viene a la luz -la superficie, la manifestación formal-. El simbolismo entre ese mundo subterráneo y la manifestación informal resulta claro. 

Sin abandonar completamente este simbolismo embrionario, las semillas -a las que también recuerda el símbolo mismo[2]- contienen en sí esta división simétrica en dos partes, que en la figura representan el cielo -la mitad superior de la figura- y la tierra -su mitad inferior- en tanto límites que contienen en el espacio intermedio la manifestación en general y la existencia humana en particular. Relacionado con este sentido, hay que decir que el signo gráfico de Cáncer sugiere un molusco bivalvo, con su concha superior e inferior, lo que una vez más nos remite al 'fondo de las aguas', aunque en este caso marinas. El bivalvo encierran dentro de sí la perla de la existencia: la posibilidad de manifestación, que debe desarrollarse y salir de su letargo. Y el bivalvo además, como el cangrejo, filtra y purifica el limo que hay a su alrededor cumpliendo así una idéntica función purgativa y purificante.  

Ahora bien, puesto que la existencia particular de un ser es el desarrollo (o actualización) de las potencialidades contenidas en su germen u origen -estado originario o embrionario a que se refiere el signo-, estamos ante un símbolo de la potencia pura, replegada sobre sí misma antes de dar lugar, mediante su despliegue, a la manifestación. Un simbolismo, en tanto que referido a la potencia opuesto al del acto. Se ha dicho que la materia es pura potencia frente al espíritu es puro acto. La potencia es pura posibilidad, mientras el acto y la forma contienen la idea de límite. 

A través de este carácter de pura potencia indiferenciada -o apenas diferenciada, pues ya muestra la dualidad- el signo nos recuerda la Materia aristotélica, la substancia primordial carente de Forma, la 'Tierra Negra' en el lenguaje hermético de los alquimistas. Esta idea de Materia opuesta a Forma pone en relación al signo con lo informe, lo sin-forma, precisamente el barro que queda en el fondo de un estanque, que no es sino una materia indefinida que puede asumir cualquier forma -en sentido simbólico convertirse en cualquier ser- pero que no puede nada por sí misma, pues si no es fecundada por el soplo del espíritu, es incapaz de actualizar las potencias contenidas en ella. Siguiendo con la analogía de la germinación vegetal que citábamos antes, la influencia espiritual sería simbolizada por la luz y el calor que proporciona el astro solar a la semilla y que pone en marcha su desarrollo, desarrollo qeu supone la salida del estado pre-formal, el paso de la potencia al acto. 

En cierto sentido, por tanto, Cáncer es símbolo de aquello que no es capaz de desarrollarse por sí mismo, el embrión, -en efecto la materia no puede ser causa de sí-, pues no contiene en sí la fuerza (virtud) necesaria para abandonar su repliegue y abrirse a la manifestación [3]. Esta realidad representada en el signo de Cáncer requiere de un impulso espiritual que le mueva, que le haga eclosionar y le libre de su inercia tamásica que le mantiene encerrado en su caparazón. Y esta necesidad de un impulso externo para desarrollar sus potencias nos remite a otro símbolo tradicionalmente asociado a Cáncer, la luna, pues como la materia requiere del impulso del espíritu para devenir y ser; nuestro satélite carece de luz propia y para brillar depende de la luz del sol. La luna simbolizaría así el polo material o substancial de la manifestación -en efecto se asocia a la fertilidad, al agua, a las plantas y al crecimiento vegetal- y el sol sería el polo formal



Signo de Cáncer en el zodiaco del Portal Real (fachada occidental) de Chartres.



Dejando a un lado la figura astrológica del signo de Cáncer y volviendo al cangrejo aún debemos decir algo más. Como dijimos, estamos ante un ser de las profundidades, lo oculto y oscuro, y en cierto modo infernal. Por su carácter necrófago, al alimentarse de los restos orgánicos que hay en su entorno, hace también referencia a la descomposición de la manifestación misma, es decir a su repliegue y retorno a lo indiferenciado, el regreso del ser a la in-manifestación. En efecto, el fondo del ecosistema acuático es a la vez origen y fin de todo lo que habita en él, pues una vez acaba la existencia particular de un ser cualquiera vuelve al fondo para reintegrarse en el ciclo ecológico. Al alimentarse de estos restos muertos que deben ser disueltos, el cangrejo muestra una virtud digestiva, de decantación, limpieza y purificación de los residuos al consumir (acabar con) aquellos restos que caen al fondo. Una función de limpieza que como es sabido tiene una importancia crucial para la salud y el equilibrio del ecosistema, análoga a la de los carroñeros y los hongos descomponedores en el ecosistema terrestre. En resumen se diría que el simbolismo del cangrejo se refiere a una facultad o virtud digestiva y purgativa, de eliminación de impurezas, que debe operar en el alma, y concretamente en su parte inferior -la acuática y emocional-, que es precisamente aquella que se corresponde más exactamente con las 'aguas inferiores'. Tales ideas se ven confirmadas si atendemos al carácter que se asocia en general al signo de Cáncer: emocional, frágil, extremadamente sensible, etc... caracteres propios del alma pasional e inferior. 

Tenemos aquí un simbolismo muy explícito, se trata de un regreso; que puede ser completo si supone el fin del ciclo de la manifestación particular de un ser, o bien puede tratarse de una digestión y asunción parcial de los restos de una fase de dicha manifestación. 


  • entendido en el primer sentido, el retorno a lo inmanifestado como fin de la manifestación particular de un ser, estamos ante un símbolo de la muerte, lo que nos recuerda el carácter un tanto infernal del signo. Su simbolismo se apreciará mejor si volvemos a la imagen del estanque: Cabe entender los restos que caen al fondo del estanque como restos -o cáscaras- de otras existencias, los cuales al caer y reintegrarse en el fondo serán como las semillas y gérmenes que den lugar a nuevas futuras existencias. Encontramos en ello una imagen del eterno ciclo de nacimientos y muertes sucesivos que constituye inevitablemente el reino de la manifestación, y muy particularmente en lo que respecta a la herencia psíquica o metempsicosis. Sería erróneo entenderlo en un sentido reencarnacionista, pues no es el mismo ser particular el que reaparece en otra existencia; se trata de que los restos de las existencias pasadas -si no son perfectamente digeridos por la facultad que simboliza el signo de Cáncer- son asumidos o integrados por los seres que vengan a la existencia en el futuro. En nuestro símil del estanque, cuantos más restos orgánicos queden libres más riesgo de pudrirse correrá el agua, de modo que la adecuada digestión de dichos restos mantendrá el agua limpia y cristalina. Esta es la labor del cangrejo. Si nuestra hipótesis es correcta, esta tarea de limpieza y purificación de las 'aguas inferiores' -simbolizada por el cangrejo- es de una importancia capital en la salud del alma humana -incluso en la de futuras generaciones- y bien pudiera ser que estuviera relacionado con los casos de restos psíquicos asociados a lugares y personas.  


  • Si atendemos al segundo sentido posible de esta labor digestiva, aquel que se refiere a la eliminación de los restos que pudieran quedar de una fase anterior de la existencia particular de un ser y no del ciclo completo del mismo, el signo nos remite a una cierta acción purgativa y purificativa, en que se acomete lo que llamaríamos una 'limpieza en profundidad', una depuración de los bajos fondos del alma. Dicha operación de limpieza nos recuerda aquello que en el hermetismo occidental se denomina el 'descenso a los infiernos', viaje del alma o fase iniciática en que tiene lugar una acción purgante sobre el alma del iniciado[4], consistente en una limpieza psíquica progresiva hasta alcanzar en su grado último el 'cuerpo causal'. El cuerpo causal es aquel donde yacen las raíces más profundas de nuestras acciones, los samskaras, es decir, los restos indisolubles de las acciones pasadas de ese ser particular y que funcionan a modo de gérmenes y semillas de sus acciones futuras [5]. Son estos restos los que el cangrejo -simbólicamente- debe eliminar. Y quizá, esta acción purgativa sobre el alma se dirija, más concretamente, a la facultad de la memoria, pues la memoria siempre supone una re-visión, es decir, un volver atrás, a saborear los restos de lo que un día fue -restos por tanto de una fase anterior de la manifestación de ese ser-, y por ello es obvio que supone un retorno al pasado. 

Tanto la idea de retorno total a la in-manifestación al fin de un ciclo de existencia por una parte, como la idea de retorno parcial a anteriores fases de la manifestación para limpiar los restos e impurezas que pudieran quedar, y muy en particular su relación evidente con la facultad de la memoria, muestran un paralelismo asombroso con la conocida expresión popular de que el cangrejo 'camina hacia atrás'. Es decir, en sentido simbólico: vuelve a su origen. Paradójicamente, el 'fondo de las aguas', al ser el origen es también el lugar donde yace el pasado -o mejor dicho, sus restos psíquicos, esto es sus impresiones-. Y el mismo simbolismo se emplea al hablar de subconsciente, pues se dice a menudo que yacen en él, como dormidos o aletargados, recuerdos e impresiones del pasado. Hay que decir que, en general, el simbolismo del descenso y lo inferior siempre se refiere a un tiempo anterior. 

Por lo demás, es evidente que ambos sentidos -tanto el que se refiere al fin del ciclo, como el que se refiere más bien a cumplir y cerrar fases dentro de un mismo ciclo de existencia- son análogos, pues en ambos casos se trata del fin de un ciclo y el comienzo de otro, y de una renovación. Es por esta analogía que se puede decir que 'cada día nacemos y morimos' y la muerte no es sino un caso particular de este inacabable morir y renacer diario [6].





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Queda aún un significado del símbolo de Cáncer que no queremos dejar sin tratar. Ya dijimos que este signo nos remite a lo lunar, lo fértil, lo embrionario, y en general a lo primigenio o primordial, al comienzo de un ciclo, momento en que las potencialidades de un ser no están agotadas y aún pueden desarrollarse bajo las influencias adecuadas. dijimos también que este significado de potencia se refiere ante todo a la materia o substancia aristotélica, opuesta a la forma -el espíritu-. Y esta oposición entre potencia y acto, entre materia pura y espíritu puro no puede menos que recordarnos a la Ancilla Domini, el 'He aquí la esclava del Señor' de la Anunciación. La Virgen es la substancia pura [7], lista para recibir el soplo del espíritu divino, es por ello que es Madre de toda la creación. Si antes vimos algunos sentidos negativos de este simbolismo aquí encontramos el sentido positivo del mismo: en su pureza la materia recibe el espíritu y por la virtud fecundante de éste la potencia deviene acto.


Esta identificación de la substancia primordial -pura potencia- con la Madre de Dios nos descubre una relación quizá inesperada. El cangrejo es un ser frágil que se protege mediante una armadura exterior y unas pinzas. Su caparazón exterior y sus pinzas son los equivalentes de la armadura y las armas del caballero medieval, armas y armadura que como es bien sabido tenían un valor altamente simbólico en la 'caballería espiritual' medieval, en referencia explícita a las palabras de san Pablo a los Efesios [8]. 

Es sabido asimismo que los caballeros que se vinculaban a la 'caballería espiritual' se consagraban a la Virgen y sentían su vocación como un 'camino iniciático' destinado a limpiar sus pecados y renovarse espiritualmente en vistas a un nuevo nacimiento. Muerte y nuevo nacimiento son conocidos símbolos cristianos que están presentes más que en ningún otro momento en el rito del Bautismo, donde precisamente se emplea el simbolismo del agua[9]. Puede decirse que, mediante su entrega y su 'esfuerzo' espiritual, los caballeros buscaban revivir su bautismo, vivificarlo, actualizarlo, es decir pasar de la potencia al acto la virtud espiritual adquirida en su momento mediante el rito del bautismo: lo que Guénon denominó como 'iniciación efectiva' -es decir actualizada- frente a la 'iniciación virtual' -existente solo en potencia-. Y, ¿acaso la función social -y exterior- de la caballería [10] no era una función purgativa, rectificadora, re-equilibrante, de extirpar el mal de la sociedad? El objetivo de luchar por la justicia ¿no es la victoria sobre los enemigos ocultos que tratan de destruir la convivencia? Y los primeros de estos enemigos que se han de enfrentar y vencer ¿no son los propios miedos interiores del caballero? Y por último, en su lucha cotidiana contra el enemigo exterior ¿no se enfrentaba el caballero a una seria amenaza de disolución? 

Pero más allá de su cometido visible y exterior, de su esfuerzo por conservar el orden social y la justicia, el 'caballero espiritual' era aquel que vestía su armadura simbólica y se sumergía en las profundidades de sí mismo dispuesto a rectificar hasta hallar la 'piedra oculta', el 'Lapis filosoforum'. El caballero es entonces él mismo el cangrejo que baja hasta las profundidades del alma para limpiar todos los restos que amenazan con atraparle en la manifestación y sembrar el desorden y el caos en su alma. Este esfuerzo de purificación interior emparenta definitivamente la 'caballería espiritual' con la idea de la pura potencia y la Prima Materia que, en efecto, ellos buscaban encontrar para, con la ayuda del impulso espiritual, conducir sus propias potencias y llevarlas a su plena actualización, o, en otras palabras, alcanzar el segundo nacimiento que, como indicamos antes, representó simbólicamente el bautismo:


'En verdad te digo que quien no naciere de nuevo no podrá ver el reino de Dios' [11]



Este camino simbólico de la caballería entendido como una purificación del alma para que esta pueda acoger a Cristo, y que este habite en el corazón humano era visto como una Imitatio Virgini, una imitación de la Virgen, cuya pureza permitió el descenso del Espíritu Santo sobre ella y la Encarnación de Dios. La Virgen es el gran modelo de la caballería -modelo que se hace concreto y tangible en la vida del caballero en su dama, cuya virtud y pureza son inspiración para el caballero-. Esta es la razón última de la dedicación tan especial de la caballería medieval a la Virgen, y más en concreto a su advocación como Madre de Dios, pues entonces no representa otra cosa que el alma virtuosa que sirve de trono y asiento al mismo Cristo.   


Nota: Por último indicar que la mayor parte de los símbolos que hemos visto referidos al signo de Cáncer -el cangrejo de río, el estanque, la luna...- están contenidos en el Arcano XVIII del Tarot, 'La Luna', que aún incluye algunos otros símbolos que convendría meditar. 







[1] Con estos significados se relacionan los símbolos del pez y el de la flor de loto, pero no trataremos de ellos aquí.
[2] Pensemos por ejemplo en una judía o  una bellota cuando comienzan a germinar, pues se dividen en esas dos mitades, los cotiledones.  
[3] El despliegue de la manifestación sería un simbolismo opuesto al de Cáncer: el de la 'flor de loto' en oriente o la 'rosa' en occidente.
[4] Este 'descenso a los infiernos' tiene mucho que ver con la 'Noche oscura'.
[5] Lo que es la definición de la ley del karma.
[6] 'Morimos y renacemos diariamente, a cada instante, y la muerte, "llegada la hora", es solamente un caso particular'. Coomaraswamy, A., 'El Vedanta y la tradición occidental'.
[7] He aquí el porqué simbólico de las Vírgenes Negras. 
[8] Ef. 6:11-13
[9] Originalmente el bautizado se sumergía tres veces en el agua del baptisterio, que solía ser un estanque o piscina octogonal, del que salía 'renacido'. El simbolismo de este ritual con todo lo que hemos dicho anteriormente resulta obvio. 
[10]Como curiosidad cabe decir que algunos aspectos de la caballería medieval son heredados de los gladiadores romanos, y que los tipos de los gladiadores estaban precisamente en relación con los signos del zodiaco y los personajes mitológicos a que los mismos hacían referencia. Vemos que todo ello era mucho más simbólico y ritual de lo que pudiera parecer. 
[11] Jn. 3:3. 








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