lunes, 17 de marzo de 2014

Símbolos de la Natividad: el buey y la mula


Es sabido que algunos de los más conocidos símbolos de la Natividad no son de procedencia evangélica, unos son apócrifos y otros incluso son de origen pagano –como el árbol navideño- lo cual no les resta nada de su valor en lo que a simbolismo se refiere, pues no dejan de estar avalados por una tradición de siglos que los reconoce como conformes al canon. Nos proponemos analizar simbólicamente –no históricamente- algunos de estos símbolos, que por otra parte siempre han suscitado cierta discusión, como si su sentido y valor les fuera otorgado por su origen -en la mayoría de los casos desconocido, por cierto-. 

En este artículo analizaremos concretamente el simbolismo de los dos animales que tradicionalmente arropan al Niño Jesús junto al pesebre, presentes todavía hoy en buena parte de los populares ‘belenes’ navideños: la mula y el buey. Estamos ante uno de esos símbolos apócrifos que decíamos antes, pues no hay evidencia escrituraria de ellos en los cuatro evangelios canónicos, tan solo la conocida cita de Isaías, pero esto no les quita nada de su valor esotérico ni los convierte en sospechosos de no ser conformes a la Tradición. 

jueves, 6 de marzo de 2014

Sobre simbolismos animales (II): parejas animales

La gaviota y el albatros.


Idéntica dualidad que la comentada entre la lechuza y el mochuelo encontramos entre la gaviota y el albatros. Siendo aves relativamente parecidas morfológicamente la gaviota por su comportamiento simboliza el mal -es un ave a menudo considerada satánica-, mientras el albatros es un símbolo de la pureza espiritual, la nobleza y la elegancia. 

Si nos referimos concretamente a la gaviota, es un animal conocido por lo pendenciero y conflictivo de su conducta -incluso con los de su misma especie-, ladrón y saqueador de nidos de otras aves, carroñero y oportunista, no en vano fue símbolo de la piratería. Además vive en ruidosas colonias donde no deja acercarse apenas a ningún otro animal, incluido el hombre. Semejante carácter sin duda ha marcado su carácter popular como ave agresiva y maligna. Un ejemplo de cómo es considerada popularmente como un ave astuta y traicionera, con un toque malvado, es su papel protagonista entre todas las aves en el film de Alfred Hitchcock, 'The Birds'.

Sobre simbolismos animales (I): el mochuelo y la lechuza, historia de una larga confusión.


Es sabido que muchos símbolos tradicionales poseen un doble valor o una doble lectura, una positiva y otra negativa. El caso más conocido sea quizá el de la serpiente, que unas veces es un símbolo del mal y otras del bien. Sin duda esto se debe a poderosas razones, aunque estas frecuentemente se nos escapen. 

El hecho es que este doble simbolismo es bastante frecuente pero lo es mucho más cuando nos referimos al simbolismo animal. Solo que en este caso se da un curioso fenómeno, no es exactamente un animal con una doble valencia simbólica sino dos animales muy semejantes entre sí los que representan esta dualidad simbólica, que puede reducirse esquemáticamente al principio dual básico del bien y el mal. 

Hay varias parejas animales que representan esta 'cercana dualidad' en la que siendo especies muy próximas sin embargo su carácter les sitúa en las antípodas del simbolismo tradicional, un poco como reflejando de manera natural a la primera pareja humana: Caín y Abel. Coincidencia que no debe ser en absoluto despreciada. 

domingo, 2 de marzo de 2014

Hortus conclusus: mística del jardín medieval (I)

'Hortus conclusus, soror mea, sponsa, 
hortus conclusus, fons signatus.'
(Ct. 4:12)


Hablar del jardín medieval implica en primer lugar recuperar el sentido etimológico de la palabra jardín para después analizar lo que la idea misma de jardín significaba para los hombres de la edad media. 

La palabra jardín vincula su etimología con las palabras inglesas garden o yard, las cuales remiten a la idea de un espacio cerrado, medido y dividido, separado del exterior, es decir un espacio cualificado y por tanto distinto del resto de espacios o lugares. Relacionadas etimológicamente encontramos las palabras guardia y guardián, que se refieren igualmente a la vigilancia y la separación de un lugar, ciertamente cercanas al garden inglés. 

Descubrimos así que la denominación de 'jardín cerrado' o 'jardin clos', que designa un tipo concreto de jardín muy habitual en la edad media -a veces también llamado 'secret garden'- resulta en sí misma una redundancia pues todo jardín contiene en su misma concepción la idea de ser un espacio cerrado y separado del espacio exterior, considerado profano. En todo caso seríamás acertado utilizar la expresión medieval 'hortus conclusus'. Esta idea de protección frente al exterior es central en la idea medieval de jardín, como veremos a continuación.

martes, 25 de febrero de 2014

Reflexiones sobre la edad media (II)


Para el pensamiento medieval el hombre no es dueño absoluto de la creación, pues ésta no le ha sido donada ni cedida de parte de Dios, sino que es más bien un préstamo; préstamo por el cual el hombre deberá responder llegado el día ante el 'dueño de la viña', tal y como es indicado explícitamente en la parábola evangélica de los talentos[1]

Siendo ambos, naturaleza y hombre, creaciones divinas, no deja de ser llamativo que Dios ponga una parte de su creación a las órdenes de otra, imponiendo una jerarquía ontológica entre ellas. Es así porque el hombre es, desde la perspectiva medieval, la parte preferida por Dios de toda su Creación. 

He aquí una de las bases del fuerte sentido jerárquico medieval, que tan incomprendido y criticado es por parte de la mesocratizadora y anti-jerárquica modernidad. Para el orden tradicional situarse en una posición más alta en la jerarquía –ya sea social o natural- implica, no unos mayores privilegios[2] como es el caso de la modernidad y su ideal clasista, sino sobre todo una mayor responsabilidad para con los subordinados en el desempeño de la función a la que se ha sido vinculado. Existe un compromiso respecto a los otros, compromiso adquirido con Dios mismo. En efecto, tal posición de relativa superioridad [3] sobre el resto de la creación -superioridad querida y concedida por el mismo creador, recordemos- no llevaba a la soberbia y al abuso del superior sobre el inferior. Tal superioridad era sentida como una responsabilidad y era entendida como un factor de dignificación humano, pues significaba que el creador había concedido unas cualidades especiales al hombre y depositado su confianza en él como administrador de su hacienda, y esto implicaba que el hombre debía responder a esa confianza depositada en él demostrando ser digno de ella.

domingo, 23 de febrero de 2014

Símbolos del Camino de Santiago: la Vieira (y II)

Simbolismo de la vieira

Básicamente ya hemos dado al lector suficientes pistas sobre el simbolismo de la vieira en tanto que molusco, ser misterioso y habitante de las profundidades oceánicas que guarda en su interior la 'perla' de la existencia. 

Pasando ahora a lvieira como tal, en tanto que objeto, nos remite a las vías, los caminos, las vidas de los seres, tanto por su nombre mismo -vieira- como por las profundas estrías que surcan su superficie y que convergen todas hacia un mismo punto. Como  ya apuntamos la vieira muestra y a la vez contiene el punto donde confluyen todos los caminos, que es como decir todas las vidas particulares de los seres. Ese punto donde todos los caminos coinciden no es otro, en el simbolismo del Camino, que la tumba del Apóstol en Compostela, lugar en que convergen todos los peregrinos provenientes de los más diversos lugares. Metafísicamente este punto en que todos los caminos van a dar es como el punto cero de la manifestación, origen y a la vez fin de todas las existencias, o en expresión cristiana 'el Alfa y el Omega', el origen y el fin. 

Símbolos del Camino de Santiago: la Vieira (I)


La vieira es uno de los símbolos fundamentales del Camino de Santiago, y lo es al menos desde los tiempos medievales, pues los peregrinos eran identificados y reconocidos como tales por portar la conocida concha bien visible sobre la capa o el sombrero. Hasta tal punto se identificó a los peregrinos con la vieira que la misma llegó a ser atributo inconfundible del propio santo, el Apóstol Santiago. Es curioso que la concha de vieira -que además en principio no es un símbolo crístico- se impusiera como símbolo identificativo de todo el Camino de Santiago, más si cabe teniendo en cuenta que no podían encontrarse estas conchas de manera natural en la zona concreta en que descansa la tumba el Apóstol, pues se trata de un molusco marino [1]. Este hecho, así como el fenómeno de su pervivencia como símbolo durante más de mil años -algo inaudito en estos tiempos en que todos los símbolos amenazan perderse- indican que la vieira desde los primeros tiempos del Camino debió tener un significado y un valor central para los peregrinos.