jueves, 6 de marzo de 2014

Sobre simbolismos animales (I): el mochuelo y la lechuza, historia de una larga confusión.


Es sabido que muchos símbolos tradicionales poseen un doble valor o una doble lectura, una positiva y otra negativa. El caso más conocido sea quizá el de la serpiente, que unas veces es un símbolo del mal y otras del bien. Sin duda esto se debe a poderosas razones, aunque estas frecuentemente se nos escapen. 

El hecho es que este doble simbolismo es bastante frecuente pero lo es mucho más cuando nos referimos al simbolismo animal. Solo que en este caso se da un curioso fenómeno, no es exactamente un animal con una doble valencia simbólica sino dos animales muy semejantes entre sí los que representan esta dualidad simbólica, que puede reducirse esquemáticamente al principio dual básico del bien y el mal. 

Hay varias parejas animales que representan esta 'cercana dualidad' en la que siendo especies muy próximas sin embargo su carácter les sitúa en las antípodas del simbolismo tradicional, un poco como reflejando de manera natural a la primera pareja humana: Caín y Abel. Coincidencia que no debe ser en absoluto despreciada. 

El mochuelo, la lechuza y el ave de Atenea.


El caso que más confusión y malentendidos ha provocado a este respecto es el de la lechuza y el mochuelo. Pero hay que decir que tal confusión proviene del uso impropio de las palabras por las que se designa a estas especies en el lenguaje vulgar; cuando nos dirigimos directamente a las fuentes artísticas tradicionales la representación de estos animales no deja lugar a posible confusión. Veamos el valor simbólico de ambas aves por separado. 

El simbolismo del mochuelo es sobradamente conocido, su papel mitológico está presente incluso en su nombre científico Athene noctua, pues es el ave de la diosa Atenea (la Minerva romana). La confusión a la que antes aludíamos se plantea cuando el mochuelo es llamado a veces precisamente 'lechuza de Atenea'. Entonces el lenguaje corriente asocia con la diosa Atenea la lechuza (Tyto alba), que es otra rapaz nocturna y más concretamente la contra-parte simbólica del mochuelo, como a continuación veremos, confundiéndose así los significados de ambos animales [1]. 




El mochuelo, ave dotada de discernimiento espiritual, anida en la Fuente de la Vida Eterna, 
en el panel del Paraíso de 'El jardín de las delicias' de El Bosco.


El hecho es que aunque ambas aves poseen muchos puntos en común: ambas son rapaces nocturnas y ambas buscan la cercanía del hombre, sus simbolismos son opuestos. El mochuelo es asociado a la diosa de las artes y la guerra, Atenea, símbolo ante todo del discernimiento, del intelecto puro -emergió de la cabeza de su padre Zeus-. El mochuelo se asocia con tales cualidades ante todo por su visión nocturna -que señala la capacidad de ver lo oculto [2]- y su fino oído que le guían en la noche. Ver y oír en la noche, en lo oscuro, es ver y conocer lo 'secreto'. Por ello mochuelo y búhos en general han sido siempre símbolos de la sabiduría y el discernimiento. También se le adjudica el papel de psicopompos en tanto que guía de las almas, como en el mito de Perseo en que un mochuelo -enviado por Atenea- conduce al héroe a través de la noche.  

Pero hay otra cualidad más, la impasibilidad o imperturbabilidad: posado en su rama, el mochuelo parece observar atenta y pacientemente la marcha del mundo, con una actitud de distanciamiento, sin intervenir en ella, tan solo meneando de vez en cuando la cabeza, lo que le asemeja al mismo Creador que -simbólicamente- observa desde sus alturas el devenir humano. 

Además de todo lo anterior, búho y mochuelo son aves discretas -contrariamente a la lechuza que es bastante escandalosa- y que gustan como decíamos de observar sin ser vistos. Actitudes éstas que unidas a su gusto por anidar en lugares tranquilos y solitarios -huertos de frutales y olivares -el olivo era otro símbolo de la diosa Atenea- sobre todo, lo que asocia estas aves además al simbolismo tradicional del jardín y del hortus conclusus (ver aquí)-, les hizo merecedores de ser símbolo de los eremitas cristianos medievales que buscaban la soledad del desierto y la pureza e imperturbabilidad del alma. 

En el caso del búho aún hay que añadirle a todo lo dicho el carácter de su canto: su voz es dulce y melancólica -frente a la de la lechuza que es un chirrido estridente- y su monótono y rítmico ulular semeja una salmodia, un lamento, una oración...
  


 

El búho, que en este caso semeja un cárabo (Strix aluco), ave discreta y de voz melancólica, permanece impasible y observa con distanciamiento la escena de la bacanal que tiene lugar en el panel central de 'El jardín de las delicias' de El Bosco. El búho representa aquí al hombre espiritual que permanece impasible ante la tentación y mira con distanciamiento el mundo (el saeculum) y es una clara referencia además a la mirada omnisciente e imperturbable de Dios sobre los actos humanos. 



La lechuza sin embargo, aunque también busca la cercanía del hombre no frecuenta los campos de labor y los huertos sino las ruinas y los cementerios... Este hecho simbólicamente es muy notable. Como también son muy notables otras diferencias que marcan su distancia con el mochuelo: su inconfundible voz en la noche, un agudo chillido la del mochuelo -que es el ulular en los búhos de mayor tamaño- y el típico chirrido áspero en el caso de la lechuza; y el curioso hecho de que el mochuelo posea un plumaje críptico mientras la lechuza posea un plumaje ostentoso. 

Son precisamente su voz inquietante y este plumaje ostentoso, a la vez brillante y fantasmal, de dominante blanca cuando se la ve fugazmente, los que otorgan el sentido simbólico principal a la lechuza como animal propio del mundo de los muertos y de mal agüero, pues la lechuza es siempre y en todas partes considerada un animal del inframundo, asociado en muchas mitologías a las almas de los antepasados, y al vivir preferentemente en las ruinas  y cementerios era símbolo del infortunio y la desolación. El único valor positivo que podría tener en tanto ser del inframundo sería en tanto psicopompos, guía de las almas de los difuntos en su camino hacia el más allá. 

Curiosamente mientras la lechuza es plenamente nocturna -nunca se ve de día-, búhos y mochuelos son más bien crepusculares y se ven a menudo de día, es decir poseen la cualidad de moverse entre dos mundos, lo que simbólicamente les otorga la virtud de ser seres liminares, que habitan los límites y las 'fronteras', del mundo físico -el límite entre lo habitado/humanizado y lo deshabitado-, así como del mundo psíquico -el espacio que separa la vigilia del sueño-. Otra característica que les vincula más propiamente al mundo sutil que al inframundo.  

Resulta por tanto que el mochuelo es asociado a cualidades buenas como el discernimiento, la sabiduría -gnosis-, la precognición, incluso el don de profecía, y en general con ser capaz de ver lo oculto y secreto, como la virtud de interpretar los sueños, por lo que su significado iconográfico es siempre positivo mientras la lechuza suele simbolizar bien la muerte o bien el viaje del alma después de la muerte, así como también puede representar el alma desencarnada. Todo esto hace que la lechuza haya quedado asociada a la magia, la brujería y el ocultismo. El búho fue símbolo de los sabios y alquimistas antes que de las brujas y la hechicería. Magia y brujería no son sino búsquedas de la sabiduría por caminos equivocados, desviaciones del camino correcto, y por tanto deformaciones de la verdadera y legítima búsqueda, de modo semejante a como la lechuza con sus aires desgarbados y su carácter escandaloso representa la 'deformación' e incluso la 'inversión' de la figura amable y discreta del mochuelo.   

Queremos advertir que todos estos significados se basan en actitudes y comportamientos del animal, lo cual presupone una atenta observación del mismo, y un intento de comprensión para entender por qué un animal se comporta en la forma que lo hace. Para el hombre tradicional los animales no eran máquinas programadas sino seres sintientes -la palabra animal procede de la palabra ánima- que se comportaban en virtud de las fuerzas naturales con que se asociaban por simpatía, siguiendo el principio de que lo semejante atrae lo semejante. El animal era por tanto portador de unas fuerzas y cualidades de la naturaleza, las cuales podían ser descubiertas por la atenta mirada del animal mismo. Cualquier gusto o actitud de un ser denotaba una tendencia próxima a la cualidad correspondiente. Es así cómo los animales eran símbolos en sentido estricto, es decir podían ser empleados como vehículos para conectar y entender tales potencias o cualidades de la naturaleza. 

Si bien el caso del mochuelo y la lechuza es el más obvio, aún cuando ha generado mucha confusión entre los historiadores de arte, existen otros casos menos conocidos pero de notable interés como a continuación veremos. 


*


[1] Hay que decir además que, pese a ser confundidas tan a menudo, mochuelo y lechuza ni siquiera pertenecen a la misma familia de aves. El mochuelo (Athene noctua) pertenece, como el búho y el cárabo, a la familia Strigidae, mientras la lechuza (Tyto alba) forma parte de la familia Tytonidae. Por si fuera poco algunos científicos consideran que ambas familias no proceden de un tronco común sino que se trata de un caso de convergencia evolutiva, apoyándose en el hecho de que la familia Tytonidae es mucho más primitiva y está mucho más adaptada a la caza nocturna que la Strigidae, lo cual añade aún mayor significación a la diferencia simbólica establecida entre ambas familias de aves. 
[2] Esta cualidad de 'ver lo secreto' la comparte simbólicamente con otros animales, en particular los felinos -gato y lince- que también han sido tenidos por providentes en la cultura popular y con los que comparte también la 'mirada impasible'. 

4 comentarios:

graffitero metalero dijo...

Si señor, pequeñas cosas en las que no pensamos jamás, a no ser que alguien las analice y las quiera compartir ;)

Muchas gracias Esaúl.

Masete

Dr. Ramsés dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Me ha encantado la explicación, muchas gracias.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por la explicación hace ya un buen tiempo atras llegó un pequeño mochuelo herido a mi casa yo lo eh criado junto con mi hermana (mi madre siempre dice que es una lechuza) y ahora que mi hermana ya no está físicamente me alegra saber que el puede verla y ayudarla a trascender de alguna manera al otro mundo.