lunes, 15 de junio de 2015

Guardias pretorianas y perros de presa (y III)


"Y unge tus ojos con colirio, para que recobres la vista." 
(Ap. 3:18)


Hasta aquí hemos expuesto la radical falsedad que contiene la popular dicotomía entre izquierda y derecha, así cómo su incapacidad para explicar adecuadamente la realidad social. Como hemos visto, la pretendida oposición entre estos términos forma parte de un discurso elaborado y promovido desde el poder para consumo de las mayorías, mayorías que pese a la ilusión democrática moderna tienen un papel por completo pasivo en el devenir de su sociedad. Por ello la elaboración del espectro 'ideológico-político' consistente en la aparente oposición de derecha e izquierda debe ser considerado en primer lugar un 'acto de propaganda', tras el cual, como veremos a continuación, el poder oculta y protege su verdadero núcleo

A fin de combatir la perspectiva sobre la que se fundamenta la anterior dicotomía y que impide ver la verdadera relación de fuerzas que se esconde tras los agentes políticos de la dominación global proponemos un nuevo modelo interpretativo desarrollado a partir de la noción de paradigma tal y como planteara T. Kuhn y desarrollara con posterioridad I. Lakatos, pues la modernidad occidental cumple todos los requisitos necesarios para ser considerada como tal.

domingo, 14 de junio de 2015

Guardias pretorianas y perros de presa (II)



Las reflexiones anteriores acerca de la falta de iniciativa real de la izquierda en lo que respecta al cambio social nos conducen a la segunda asimetría que quisiéramos constatar: la que se refiere a la muy diferente influencia y valoración social que poseen izquierda y derecha, en el plano político y social pero también en el cultural e intelectual. Es fácil comprobar que tanto la presencia social como la influencia cultural sobre el imaginario colectivo que ha poseído -y aún posee en buena medida- la izquierda no ha encontrado nunca un contrapeso en la 'derecha'. 

Por lo que respecta a la derecha, diremos tan solo que la manipulación a que ha sido sometida por parte del liberalismo para vaciarla de toda identidad propia es bastante más evidente que en el caso de la izquierda y así ha quedado reducida a un mero espectro que enfrentar a la izquierda, un pelele que agitar, un miedo atávico, oscuro e impreciso, del que echar mano cuando es necesario juntar filas y atemorizar a la 'clase media'... 

Viendo este destino de la derecha, que ha sido demonizada como el mayor enemigo de los derechos, la democracia y la libertad, cabe preguntarse por qué la izquierda, sobre todo atendiendo ahora a su dimensión intelectual y a su influencia en el imaginario popular de las clases trabajadoras, no se ha visto por igual perseguida, proscrita y anulada por el poder de las pasadas décadas. De hecho ha sucedido lo contrario, a menudo ha sido promovida y jaleada desde el poder, que la ha puesto a su servicio convirtiéndola en la cultura institucional. Es evidente que esto solo puede deberse al papel social estratégico que la izquierda debía cumplir.  

sábado, 13 de junio de 2015

Guardias pretorianas y perros de presa (I): hacia una superación de la ideología moderna

La dicotomía izquierda-derecha como marco socio-político hegemónico


Si el lenguaje es siempre una herramienta de conocimiento con la que el hombre ordena y aprehende la realidad, entonces el empleo de los lenguajes del poder, es decir, aquellos discursos emanados desde las estructuras oligárquicas dominantes a fin de auto-legitimarse en su posición privilegiada, ha de tener como consecuencia inevitable una existencia, entendida como experiencia vital, inmersa de principio a fin en la realidad construida y articulada por esos mismos poderes.   

Para el imaginario colectivo occidental el arco 'ideológico-político' [1] se reduce a la dicotomía básica entre izquierda y derecha, un esquema muy básico, arbitrario y bastante pueril basado en la oposición entre estos dos términos contrarios e irreconciliables, unos términos vagos, mal definidos -incluso en ocasiones contradictorios- pero extrañamente identificables de forma inmediata para cualquier ciudadano occidental medianamente instruido. Este esquema básico se completa por medio de imaginarse tal espectro 'ideológico' como un continuo que transita entre estos dos extremos. 

jueves, 30 de abril de 2015

Catedral gótica y esoterismo cristiano (III)

Las similitudes y analogías que hemos encontrado al comparar la catedral gótica en tanto microcosmos con el Árbol sefirótico de la cábala hebrea nos invitan a realizar una exploración más detallada de las relaciones existentes entre ambos diagramas cósmicos. Nuestra exploración tomará como punto de partida la correlación gráfica de ambos diagramas y va a permitir arrojar algo de luz sobre algunos simbolismos del templo medieval que suelen pasar desapercibidos   

Si superponemos el árbol sefirótico sobre el plano de una catedral comprobaremos el sorprendente grado de coincidencia existente entre los dos modelos y la extraordinaria armonía que se desprende de la fusión de ambos. 

Superposición del Árbol sefirótico sobre la planta de la catedral de Chartres. 

Como puede apreciarse en la ilustración además de la coincidencia general entre ambas figuras destacan las correspondencias simbólicas existentes entre el Pilar central del Árbol y el eje central de la catedral. 

En el caso concreto de la catedral de Chartres, cuya planta hemos presentado en la ilustración imediatamente anterior algunas coincidencias son especialmente significativas: la 'séfira oculta' D'aath coincide con el lugar donde originalmente se encontraba el altar mayor de la catedral, la novena séfira, Yesod, coincide con el lugar que ocupa el famoso laberinto, Tiferet coincide con el crucero de la catedral, Malkhuth con el nártex, y las tres séfiras superiores que coronan el Árbol -y que corresponden a realidades situadas fuera de la manifestación- corresponden a los tres ábsides menores de la girola. 

sábado, 25 de abril de 2015

Catedral gótica y esoterismo cristiano (II)

Presencia de los 'tres mundos' en la catedral medieval. 

Según lo que hemos dicho hasta ahora acerca del valor como microcosmos de todo templo, sería de esperar que los 'tres mundos' se encuentren, como una suerte de resumen del universo, contenidos y representados de algún modo en el propio templo cristiano medieval. Así es en efecto, y además lo están por partida doble: podemos encontrarlos representados en la planta del templo y también en su alzado. Esto es así, conviene hacer la aclaración a fin de evitar malentendidos, siempre y cuando se cumpla la condición básica de haber sido edificado el templo conforme a las reglas -el canon- de la arquitectura sagrada, como ya hemos comentado antes, lo que por otra parte era lo habitual en la edad media, no así en tiempos más recientes y prácticamente nunca en tiempos modernos. 


Alzado de la nave central de la catedral de Nôtre-Dame de Chartres, 
donde se aprecia claramente la división en los tres niveles de manifestación o 'mundos'. 
El triforio corresponde al mundo intermedio. 

viernes, 24 de abril de 2015

Catedral gótica y esoterismo cristiano (I)



A fin de continuar profundizando en el simbolismo del templo cristiano y en su dimensión cósmica nos referiremos a continuación a algunas de las relaciones que existen entre la catedral gótica y la cábala medieval, relaciones mucho más estrechas de lo que cabría imaginar desde las tan frecuentes perspectivas religiosas exclusivistas que tratan de presentar como realidades separadas y enfrentadas entre sí a las diferentes tradiciones espirituales.

Tales relaciones entre tradiciones espirituales no deberían extrañar a nadie y a buen seguro fueron de un mayor alcance de lo que se suele reconocer. En general la influencia cultural e intelectual entre los esoterismos judío y cristiano durante la edad media ha sido bastante infravalorada, especialmente si la comparamos con la muy sobrevalorada influencia musulmana en la cultura europea y cristiana, que ha recibido una atención mucho mayor -quizá exagerada- por parte de los académicos. 

Por otra parte la existencia de influencias mutuas entre tradiciones espirituales a niveles que sobrepasan el marco meramente religioso o exotérico no puede ser negada y en este caso concreto resultan ser una prueba irrefutable del contacto que el cristianismo medieval mantenía con los 'centros espirituales' de su época, tal y como ha sido apuntado repetidamente por infinidad de autores, entre ellos Guénon, Evola, Burckhardt o Hani. La existencia de estos contactos ha dejado su huella en la memoria colectiva y popular en forma de mitos y leyendas que hacen referencia a los mismos, como son algunos episodios presentes en las leyendas elaboradas en torno a la misteriosa búsqueda del Grial o aquellas otras que se refieren al Reino del Preste Juan

A pesar de que, como decíamos, las posibles relaciones entre el esoterismo hebreo y el esoterismo cristiano han sido ignoradas hasta tiempos muy recientes por los especialistas, es innegable que la tradición cabalista se encontraba por razones obvias en una posición mucho más favorable para influir sobre el esoterismo cristiano que el mundo musulmán, mucho más alejado no solo culturalmente sino incluso físicamente -hay que recordar que antes de las cruzadas los únicos puntos de contacto serio y mantenido entre ambos mundos eran la península ibérica y Sicilia-. Asimismo, la cultura judía estaba en una posición privilegiada para tender puentes entre las respectivas élites espirituales de las otras dos tradiciones y realizar una cierta labor de mediación entre ellas. No decimos que tenga que haber sido forzosamente así, pero sí que, de haberse producido tales contactos entre élites o centros espirituales en el mundo medieval, este parece ser el camino más lógico en que se produjeran tales contactos. A este respecto es llamativo que fuera precisamente en el entorno mediterráneo donde la cábala tuviera un mayor desarrollo (Cataluña, Baleares, Provenza, Languedoc, etc...).  

viernes, 13 de febrero de 2015

Castas y clases (y II): el orden de la modernidad como inversión del orden tradicional


Las anteriores reflexiones muestran hasta qué punto la tercera casta -o mejor dicho, un pequeño sector de la misma-, ha llegado a dominar y dirigir por completo la sociedad actual, por medio de lograr que la sociedad misma asuma como propios los valores particulares de dicho sector. Puede decirse que una pequeña parte de la sociedad se ha adueñado del todo social. 

Además se concluye que el dominio del punto de vista de la tercera casta ha conllevado que todo criterio de valor y de juicio en la sociedad actual se refiera a rasgos exteriores, es decir a accidenteslo cual resulta evidente en ciertos aspectos, como son la tecno-ciencia entendida como proyecto dominador de la naturaleza -recordemos que la tercera casta se ocupa del conocimiento y el uso de la materia y la naturaleza-, la riqueza como único objetivo en la vida del hombre así como único criterio de valor, el economicismo que reduce en la práctica toda la realidad a su 'valor económico', o la obsesión extrema por la acumulación, no solo de bienes materiales o riquezas sino incluso de datos de lo más variado, algo observable en la tendencia cada vez más acusada por dejar constancia de todo.  


El orden social tradicional en el contexto del descenso cíclico.

Todo lo anterior se entenderá mejor si hacemos referencia a las enseñanzas tradicionales que se refieren a la relación que existe entre las castas y las edades de la humanidad. Para el punto de vista tradicional, las castas no son una realidad fija e inmutable -como no lo es nada que pertenezca al plano de la manifestación- sino que están sujetas al devenir histórico, marcado ante todo por la idea de 'descenso cíclico', que entiende el final de un ciclo de manifestación, causado por el natural agotamiento de las posibilidades propias de dicho ciclo, como una degradación y una inversión especular de lo que era en el comienzo del mismo. Ni las castas en sí, ni el orden social basado en ellas, pueden estar al margen de este factor temporal de involución o degradación que forma parte inevitable de la condición manifestada. Por tanto la sociedad de castas está sujeta a devenir y bien podría escribirse su 'historia' desde una perspectiva tradicional. Esto sirve asimismo para desmentir la común idea del inmovilismo de las sociedades tradicionales.  

Así, y profundizando en la idea tradicional del 'descenso cíclico', éste conlleva en su avance una corrupción y una disolución progresivas de las formas primordiales -arquetípicas- que existían al comienzo del ciclo. 
El instante inicial de la creación es el de la irrupción de la Energía divina que entonces se encuentra en el máximo de su intensidad; y sabemos que luego, a medida que se desarrolla el ciclo, disminuye la energía cósmica; lo mismo ocurre en cualquier ciclo, grande o pequeño. (Hani, J. 'La realeza sagrada', cap. 2)

Aunque este proceso disolutivo afecte a todas las realidades del universo humano -y desde luego a las mismas castas que tienden a confundirse y desaparecer con el envejecimiento de la humanidad, así como también a la misma constitución psíquica del hombre cada vez más fragmentaria-, si nos atenemos exclusivamente al ámbito del orden social dicho proceso supone la progresiva subversión del orden 'normal' a través de sucesivas revoluciones o inversiones, algo que podríamos describir como sucesivos 'golpes de estado' por parte de las castas inferiores contra el legítimo orden tradicional.