lunes, 8 de septiembre de 2014

Simbolismo del lago y el estanque (I)


La imagen del estanque o el lago ha sido empleada con frecuencia como metáfora del alma humana aunque mejor sería decir que estanque y lago son un símbolo del 'hombre integral' tal y como éste es entendido por parte de las antropologías tradicionales. Veamos a continuación cómo se adecua la figura de las 'aguas contenidas' en un lago o estanque al significado ya citado de ser una imagen del alma humana, si es que lo hace, así como qué otras conclusiones se pueden sacar a partir de tal simbolismo. 

Hay que reparar en que el estanque está dividido verticalmente en tres zonas o regiones que son las que nos van a guiar hacia su simbolismo:
  • la superficie del agua
  • el agua 
  • el fondo del estanque


Esquema básico del estanque o el lago. En orden de abajo 
arriba distinguimos las siguientes zonas:
1 - fondo del estanque
2 - agua del estanque
3 - superficie del estanque



Esta imagen contiene una doble lectura, por una parte muestra un esquema que resume toda la manifestación universal y por otra representa de manera extremadamente concisa la constitución profunda del ser humano. Ambas representaciones están relacionadas y son inseparables en tanto el ser humano es un microcosmos, es decir un pequeño cosmos que refleja el orden propio del cosmos mayor que es la manifestación universal misma. 

Para explicar y mostrar gráficamente tales analogías recurriremos una vez más al esquema del Árbol sefirótico. 




Debe tenerse en cuenta que el desarrollo del Árbol cabalístico se representa de arriba hacia abajo, siendo las partes superiores del Árbol las más 'principiales' [1] y por tanto anteriores en el proceso de manifestación respecto a las que se encuentran por debajo. Sin embargo en la figura del estanque el desarrollo de sus partes se produce de abajo hacia arriba, partiendo del fondo hacia la superficie, siendo lo más principial el fondo del estanque y lo más alejado del principio su superficie. Esto responde a una razón muy simple: lo más oculto e invisible del estanque-lago es su fondo mientras lo más obvio es su superficie. [2] Por lo tanto el proceso de creación o emanación de la realidad manifestada se muestra al revés respecto al tradicional diagrama del Árbol cabalístico. 

Poniendo ambos esquemas en paralelo advertimos que los tres niveles verticales del estanque se corresponden con los tres niveles inferiores del Árbol sefirótico de la siguiente manera:



  • Nivel 1 - fondo del estanque - Beriyah - Manifestación informal.
  • Nivel 2 - agua del estanque - Yetsirah - Manifestación formal sutil.
  • Nivel 3 - superficie del estanque - Asiyah - Manifestación formal grosera.

Dentro de la concepción tradicional del hombre el Nivel 1 sería aquel en que se encuentran las causas profundas del carácter, las huellas e impresiones que condicionan el comportamiento de un ser cualquiera. En el caso del ser humano, parte de estas 'huellas' son heredadas de nuestros antepasados y otras son 'originadas' por las conductas y pensamientos que tienen lugar durante toda la vida individual. Así pues nos encontramos que las respuestas y comportamientos previos -algunos de ellos innatos a ese ser particular- generan condicionamientos que limitarán las respuestas y comportamientos futuros en una constante concatenación causal. 

Como se aprecia, tal concepción causal del comportamiento no es sino la doctrina oriental del karma, es decir la comprensión de que todas las acciones humanas así como todos los fenómenos que tienen lugar en el nivel de la manifestación -sutil o grosera- se encuentran relacionados causalmente. Esto guarda estrecha relación con el concepto occidental de destino, tal y como fue empleado en la filosofía griega y en la edad media. La idea de destino es, para la tradición occidental, una suerte de concepción análoga a la que supone la doctrina del karma en oriente. Sobre este tema esperamos extendernos en el futuro.  

Es en el hinduismo y en el budismo donde se ha desarrollado un conocimiento más detallado de estas regiones profundas del ser humano. En idioma sánscrito estas huellas son denominadas sánskaras -impresiones-. Se considera que, además de ser creadas por la conducta humana, son a su vez las 'semillas' o gérmenes de los actos futuros -acciones, pensamientos, emociones, etc.- que van acotando y condicionando de este modo las posibilidades de 'ser-en-la-manifestación' de cada sujeto particular. 

Respecto de este nivel que corresponde al fondo del estanque puede decirse para acabar que guarda cierta relación también con la idea de 'inconsciente' tal como fuera empleada por Jung y por la psicología profunda, si bien estas concepciones modernas del hombre -debido a su carácter personalista y profano, es decir que niegan y desprecian todo conocimiento tradicional verdadero- están lejos de entender la naturaleza y funcionamiento de esta compleja realidad. 

Pasando al Nivel 2, éste se correspondería con la realidad sutil del sujeto humano, su mundo psíquico. En él toman forma -a partir de los sánskaras del nivel anterior- las ideas, pensamientos, emociones e intenciones que a su vez tendrán un efecto directo en el mundo material, que es en nuestro esquema con el Nivel 3. Como vemos la influencia de los sámskaras sobre el mundo material -el mundo extenso- es indirecta pues es mediada por las realidades del mundo sutil que conectan ambos planos u órdenes de realidad. 

El Nivel 3 se corresponde por tanto como hemos dicho con el mundo físico, es decir con la 'manifestación formal grosera', que es la séfira Malkhut en la cábala. Como se aprecia más claramente en el Árbol sefirótico la décima séfira recibe los efectos y consecuencias de todos los niveles -o séfiras- que la anteceden en la manifestación, es el recipiente último. A su vez las acciones-efectos en este plano generan nuevas 'semillas' o impresiones -frutos de las acciones- que caen al fondo del estanque-lago y pasan a convertirse en nuevos sámskaras que alimentarán las acciones y pensamientos futuros. 

Recordemos aquí una vez más la prioridad que lo sutil posee sobre lo grosero, como ya advirtieron los maestros escolásticos, pues toda acción supone -y es el fruto de- una intención anterior, que es previa y sutil respecto de aquella. De hecho las consecuencias de las acciones suelen ser planeadas e imaginadas -mejor o peor- por parte de los seres humanos. Es decir, sin intención no existiría acción, de manera que nunca la acción física -ni tampoco los fenómenos del orden de la 'manifestación formal grosera'- puede estar por delante en importancia de la intención psíquica pues pertenece a un orden de manifestación claramente inferior a esta última. Por lo demás, y para no dejar lugar a confusiones, el pensamiento es una 'acción' en la misma medida en que lo es la conducta física, con la única particularidad de producirse en el orden sutil. 

Las anteriores reflexiones conducen a pensar -tal y como sostiene la ciencia tradicional hindú- que los aprendizajes más profundos se establecen por repetición, mediante la generación de un hábito, hábito que no es más que una huella profundamente impresa en el 'cuerpo causal' -es decir, en el fondo del estanque, en nuestro diagrama- de tal modo que cualquier conducta, pensamiento o emoción, por el mismo hecho de producirse aumenta su probabilidad de repetirse en el futuro y esta probabilidad aumenta a su vez cada vez que es ejecutada de nuevo -puesto que es recuperado y activado su samskara-.   





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Como dijimos estos tres niveles mencionados no solo constituyen un diagrama del universo sino que también suponen un diagrama de la constitución interior del ser humano, dada la exacta correspondencia entre universo -macrocosmo- y hombre -microcosmo- que toda antropología tradicional reconoce. Esta correspondencia se explica mediante la referencia a los diferentes cuerpos que conforman al ser humano. Así, siguiendo la tradición hindú, la manifestación formal extensa o grosera se corresponde con el 'cuerpo físico', la manifestación formal sutil con el 'cuerpo sutil' o psíquico -el alma de la tradición occidental como veremos a continuación- y la manifestación informal se correspondería con lo que el hinduismo denomina el 'cuerpo causal'.  

La correspondencia puede presentarse del siguiente modo:
  • manifestación formal grosera - el cuerpo físico - en sánscrito 'stula-sharira'.
  • manifestación formal sutil - el cuerpo psíquico - 'linga-sharira' o 'sukshma-sharira'.
  • manifestación informal - el cuerpo causal - 'karma-sharira'.

1. El cuerpo físico es el más simple de todos ellos y se compone de una sola envoltura, la 'annamaya-kosha', literalmente 'envoltura hecha de alimento', por tanto se trata de la dimensión más física y material de que está compuesto el ser humano. Curiosamente este cuerpo está formado por una sola envoltura de manera semejante a como el Mundo de Assiyah está constituido por una sola séfira: Malkhut, séfira constituida por el mundo de los cuatro elementos, es decir el mundo extenso, la dimensión material. La analogía es bastante elocuente. 


2. Por su parte, el segundo cuerpo, llamado popularmente 'cuerpo sutil' y también a veces 'cuerpo astral', en él se sitúan potencias humanas básicas como el entendimiento y la memoria y su complejidad es mucho mayor que la del anterior 'cuerpo' dado que se compone no de una sino de tres 'envolturas'. Analicemos brevemente estas tres envolturas para entender en qué consiste este cuerpo sutil. 

Las tres envolturas que componen el 'cuerpo sutil' son

  • el cuerpo vital, 
  • el cuerpo mental (formado por ManasCitta) y 
  • el cuerpo intelectual.

Estas 'envolturas sutiles' son análogas a las que se describen en la división tripartita del alma empleada durante siglos en la tradición occidental -de origen pitagórico-platónico-, esto es:
  • alma apetitiva - su misión básica es mantener vivo y saludable el cuerpo físico, su fuerza básica es el prana, asociado al elemento éter y a la función de la respiración. 
  • alma volitiva - su objetivo es el desarrollo de las capacidades y potencialidades de ese ser particular y se relaciona con las pasiones y los sentimientos: deseo, amor, odio, etc. 
  • alma intelectiva - su objetivo último es (re-)conocer al Ser, el Único, el Viviente. 

Como puede verse es este segundo cuerpo -el 'sukshma-sarira'-, y solo él, el que ha sido denominado propiamente en la tradición occidental alma o psique (ψυχή) y como vemos dista mucho de ser algo simple, pues como han reconocido todas las tradiciones el alma humana contiene en sí numerosas potencias y facultades. Además, aunque se trata de un conocimiento básicamente perdido, la tradición griega reconocía 'regiones' diferentes dentro de la psique, e incluso las ubicaba en regiones diferentes del cuerpo -en la cabeza, el pecho, etc-. De modo que pareciera que culturas tradicionales hubieran desarrollado representaciones más exactas o al menos más complejas que la cultura moderna de las particularidades del alma humana. 

En nuestro esquema gráfico el alma o 'cuerpo sutil' está contenido, en toda su amplitud y complejidad, en el Nivel 2, que es el agua misma del estanque-lago, lo cual hace evidente la analogía tradicional entre el alma y el elemento agua. 




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Por otra parte, y como conclusión de toda esta serie de correspondencias que estamos poniendo de manifiesto, dichos 3 niveles de la manifestación universal, así como los correspondientes 'cuerpos' o envolturas que conforman al hombre -de la más sutil e inmaterial a la más grosera y física-, están correspondencia  a su vez con unos estados de conciencia concretos:
  • la manifestación formal grosera y el cuerpo físico - con el estado de vigilia y la conciencia ordinaria.
  • la manifestación formal sutil y el cuerpo psíquico - con el estado de 'sueño con sueños' y los diversos estados concentrados y alterados de conciencia sutil, es decir aquellos que permiten conocer el mundo sutil.
  • la manifestación informal y el cuerpo causal - con el estado de 'sueño profundo' o sueño sin sueños y los estado de conciencia meditativos. [3]

Siguiendo esta última analogía y aplicándola a nuestro esquema del estanque-lago, cuando dormimos la conciencia desciende desde la superficie del estanque-lago -la estrecha y delicada zona de vigilia- al interior del agua -su zona intermedia, el 'mundo sutil'- cuyas corrientes y movimientos naturales -producido por los desequilibrios por que está constituido este nivel- genera el estado de 'sueño con sueños'. Advirtamos que la impermanencia y la volubilidad es una de las características más definitorias del mundo sutil, lo cual unido a su carácter proteico capaz de adoptar cualquier forma, es la causa fundamental por la que se asocia el alma con el elemento agua... y, dicho sea de paso, ambas características son propias del 'mundo de los sueños'. 

Así toda la complejidad del mundo onírico, desde los sueños causados por las experiencias cotidianas que apenas dejan 'huella' -dejan impresiones pasajeras- hasta los sueños más profundos que responden a las tendencias del 'cuerpo causal', todo ello está contenido en la región intermedia de las aguas del estanque-lago. 

Por otra parte la vida en las profundidades del estanque recuerda bastante a la vida psíquica, donde hay una multitud de pensamientos que vienen y van  al modo de los peces de un lago, que emergen y se sumergen en una ruleta sin fin. Es esta otra imagen que guarda una semejanza evidente con la idea de 'subconsciente' manejada por el psicoanálisis, pero para que la comprensión sea completa no debe olvidarse en ningún momento la existencia del 'fondo', esto es del 'cuerpo causal' que genera todo este movimiento en el mundo sutil. El cuerpo causal se manifiesta a través de los fenómenos que toman forma en el mundo sutil. 


Por tanto podemos concluir que el símbolo del estanque-lago más que un símbolo del alma humana es más bien una representación del ser humano entendido como entidad completa y microcosmos, pues el esquema estanque-lago integra en él todas las dimensiones y potencias del hombre desde la conciencia ordinaria de la vigilia -representada por la fina línea de la superficie del agua- hasta las profundidades del 'cuerpo causal' y sus huellas e impresiones indelebles que condicionan todo lo que sucede en los niveles superiores -en realidad inferiores ontológicamente- del complejo estanque-lago.   





[1] Tomamos el término de R. Guénon. 

[2] Lo mismo sucede en el caso del árbol, lo cual ha llevado a decir el conocido dicho hermético de que el Árbol de la Vida tiene las raíces en el cielo y las hojas hacia la tierra... Una imagen, la del árbol invertido, presente en todas las tradiciones. 

[3] No decimos 'contemplativo' porque este estado de conciencia, previo a la unificación no-dual, sería propiamente 'el cuarto' o Turiya.  


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por lo que he aprendido.
Me ha encantado leerlo.

Clara Figueroa

Dr. Ramsés dijo...

Gracias a ti por leerlo con tanto interés. Sé bienvenida siempre que quieras a este blog.