Son conocidos los cuatro niveles de interpretación que estableciera Dante en su Convivio (literalmente 'Convite' o 'Banquete'). Resumidamente estos niveles son:
- el literal,
- el alegórico,
- el tropológico (también denominado a veces moral o filosófico) y
- el anagógico (a veces llamado teológico).
Dante especifica que a excepción del literal o histórico, los otros tres son alegóricos, pues provienen de alle, extraño, otro. Es una idea común que este esquema proviene de Dante, pero aunque Dante es la referencia clásica, como buen autor tradicional, él hereda y transmite este conocimiento. Según Dante da a entender es un procedimiento que aplicaban los escolásticos a la lectura e interpretación de la Sagrada Escritura. Pero tampoco ellos fueron sus descubridores.
Muy probablemente el origen de los cuatro niveles interpretativos deba buscarse en las comunidades hebreas. Las escuelas talmúdicas establecieron cuatro posibles maneras de leer y entender un pasaje de la Escritura, que a su vez son cuatro modos de acercamiento a lo divino:
- Peshat (simplicidad) - es la interpretación literal.
- Remez (alusión) - corresponde a la interpretación alegórica.
- Doras (discurso) - es la interpretación moral y filosófica.
- Sod (secreto) - es la interpretación más profunda, la cabalística.
En la Cábala son frecuentes los juegos de palabras y este esquema de enseñanza no es una excepción. Si tomamos la primera letra de cada palabra obtenemos PRDS, las consonantes que forman la palabra Pardés, jardín o huerto en hebreo, y que es la denominación hebrea del Jardín del Edén -la palabra latina Paradiso proviene de Pardés-. De este modo el mismo esquema a través de su acróstico nos muestra otra enseñanza más: en el origen, en el Paraíso, el conocimiento estaba unificado -contenido en la misma palabra Pardés, simbólicamente- y fue al salir de él que el conocimiento se fragmentó [1]. Por ello la búsqueda del hombre es por re-construir, re-ordenar, dicho conocimiento primordial. Esta idea parece confirmarse por el hecho de que el nivel interpretativo de Sod, el nivel secreto, es inagotable, es decir nunca se alcanzará completamente. Todo conocimiento es fragmentario, el hombre ha perdido la posibilidad de conocimiento total.
Hay que advertir que estos cuatro niveles de interpretación no son solo aplicables a un texto escrito -aunque se desarrollaran en una cultura, la hebrea, centrada en la palabra escrita y leída-, en realidad son aplicables a todos los símbolos sin distinción y en último lugar a la realidad misma en tanto que es, para toda cultura tradicional, símbolo.
En segundo lugar, como ya puede adivinarse, estos cuatro niveles de acercamiento a lo divino, que es como decir a lo real, no son sino deducidos de forma lógica a partir de los cuatro niveles de realidad con que se representa el Árbol sefirótico, que como ya dijimos, es un diagrama del universo, podríamos decir un mapa simbólico y conceptual -no literal- de la realidad.
La interpretación literal corresponde al mundo de Asiyah, el mundo de la manifestación formal grosera o material. El nivel de interpretación alegórico está en correspondencia con el plano de manifestación sutil, el mundo de Yetsirah, que también es el mundo de la imaginación. Y los niveles moral y anagógico (secreto) corresponden con los mundos superiores de Beriyah -la manifestación informal- y Atsiluth -la no-manifestación-, respectivamente. Por tanto todo símbolo sagrado permite remontar a través de él hasta el nivel de los arquetipos superiores.
[1] Esto recuerda un tanto al mito de Osiris, que narra el desmembramiento del mismo y la posterior búsqueda y recopilación de sus partes por parte de su mujer Isis y su hijo Horus a fin de reunirlas de nuevo.
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