viernes, 29 de agosto de 2008

Algunas notas sobre el amor cortés (III): Triángulo del amor cortés.




Adán – Lilith – Sammael

Adán – Eva – Serpiente



Es el triángulo del amor cortés. Adán es el esposo, pero la esposa Lilith lo abandona y se va con el ángel rebelde. Eva de algún modo, al caer en la tentación, también le es infiel. Es una figura arquetípica repetida infinitamente en la mitología y que subvierte o rompe el orden establecido, el orden moral-social.

Profundizando en el episodio el diálogo entre Eva y la serpiente es un diálogo idéntico a aquel que mantuvo Jesús en el desierto con Satanás durante sus tentaciones. Se trata de un diálogo puramente interno pues la voz del enemigo no es sino una parte de sí mismo, de su persona, de su interior. Eva no es más que la imagen elaborada, socializada, civilizada de la antigua Lilith. Es un regreso de Lilith bajo otra apariencia, donde se impone el super-yo freudiano. A partir de ahí Eva pasa a ser doble, pues la Lilith expulsada y ocultada, no está en otra parte que dentro de ella, en su oscuro subconsciente. La mujer es mitológicamente un ser doble: divina y diabólica, madre y amante a la vez.

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