Agradecer una vez más a la autora Lasamaritana que nos haya permitido compartirlos y ponerlos al alcance de todos nuestros lectores.
Según San Juan de La Cruz, la
pereza espiritual en los principiantes se debe a un desorden, porque la persona que la padece no
pone a Dios primero. El perezoso espiritual
es siempre tibio. No ve la necesidad de
santidad sino que se conforma con no ser
malo. Es condescendiente con sus
faltas veniales, no viendo el
peligro de no atajar éstas. Cómo no entiende
que la santidad es asunto de vida (eterna),
o muerte (pérdida de la gracia santificante), no entiende la lucha espiritual. Le parece
de fanáticos o místicos escogidos.
No obstante quiere ir al cielo, por lo que irá a misa, y se confesará alguna que otra vez. Pero no se verá atraído ni por retiros, ni por seminarios, ni por charlas de profundización en la fe. Esto le lleva a quedar a expensas de las mentiras del demonio, porque su fe es la fe de un niño. Por eso éste puede seducirle con doctrinas extrañas, que exigen poco y que le son fáciles de practicar. Dejar la mente en blanco para "respirar amor" en vez de meditar en los misterios del Rosario, por ejemplo.
El santo también se distrae, pero lucha contra la distracción y retoma la oración. El perezoso decide que como está distraído no es el momento adecuado para rezar y lo deja para más adelante (y así una y otra vez). Si le entregan un libro que puede enriquecer su espíritu leerá primero el final para decidir si merece la pena leerlo, y si no le convence lo dejará. Si decide leerlo lo tomará con ganas, hasta que se le "atasque" algún párrafo (quizás por estar cansado) y pondrá una señal que se quedará allí hasta que sus nietos hereden el libro. No digo que todos los libros sean buenos y adecuados, naturalmente hay que hacer un discernimiento, pero si ocurre con todos o casi todos, cuidado.
El perezoso tiende a dejar todo para la "noche" cuando todo esté tranquilo. Y naturalmente, al llegar cansado a la noche, no cumplirá lo que se había propuesto. La noche es ideal para meditar, rezar, etc. Pero no puedes dedicarle a Dios sólo un "ratito" al día, no si Dios es tu prioridad.
El perezoso espiritual no quiere compromisos, y si debe tomar alguna responsabilidad en la parroquia, la llevará como una carga. Para el
perezoso espiritual cansarse es síntoma de que ha hecho "demasiado" y la próxima vez procurará no excederse. A la hora de hacer examen de conciencia se conformará con un repaso rápido de los mandamientos, sin profundizar en las causas.
"a ver... He mentido, chillado a los críos, me he metido tres kilos de costillas entre pecho y espalda, he puesto verdes a los de la tele, y poco más",
pero no profundizará en porque cae en esas cosas una y otra vez y los medios que va a tomar para evitarlo.
A la hora de rezar por otros, el perezoso toma el camino fácil de las generalizaciones:
"por la paz del mundo", "por los pobres, por los enfermos y por los difuntos".
Y en unos segundos termina porque no se le ocurre nada más. Es imposible acordarse de todas las intenciones y necesidades que nos llegan al cabo del día (si estamos pendientes de ellas, claro) por eso el santo reza en el instante que le llegan y si puede las anota para seguir rezando después pide ayuda al ángel de la guarda para que le recuerde las más urgentes o que necesitan más oración.
El perezoso dirá que va a rezar, pero no lo hará, pensando en hacerlo a la noche, momento en que ya no recordará ni la mitad de lo que había dicho que iba a hacer. Entonces recurrirá a la generalización: "por los que tú sabes" y se sentirá satisfecho.
Claro que hay que encomendar a los que no recordamos por cansancio o debilidad humana, pero el problema está en no poner más interés en recordar la próxima vez y seguir conformándose en un: "por todos, por todos, Amén".
Una tentación muy común es pensar que como Dios ya conoce nuestras necesidades antes de que se las pidamos no es necesario particularizar nada. ¿No será que es muy cómodo rezar por las intenciones de la Virgen, y ya? En un minuto terminamos y nos sentimos fenomenal. Si Dios sabe quién tiene necesidad por qué necesitamos interceder? Porque rezar específicamente por cada uno es una vía para que aumente nuestra caridad. Cuanto más rezamos por alguien más lo queremos y cuanto más queremos a alguien más rezamos por él. Pero si "generalizamos" nuestra caridad se enfría, se vuelve impersonal y no compromete el corazón.
El santo no puede ser perezoso, porque para él la oración no es una obligación, sino una necesidad. Necesita contarle todo a Dios, descansar sus agobios y entregarle a los que quiere y que le pesan en el corazón. Cómo constantemente hace esto, constantemente aumenta la necesidad de hacerlo. Y junto con esto su corazón se ensancha, y cada vez le caben más nombres, porque cada vez tiene más amor.
El santo quiere conocer a Dios más y más, porque cuanto más le trata más se conmueve. Ninguna responsabilidad le repugna, sino que la toma como una oportunidad de servir a los que ama. No deja la oración para después porque su vida es oración.
No quiere distraerse ni alejarse, porque su prioridad es Dios y sólo Dios. Cualquier esfuerzo le parece poco con tal de acercarse más a su meta, que cada vez ansía con más fuerza. Para él el cansancio es bueno si ha sido por dar amor, por eso no se entristece y sabe descansar para recuperar fuerzas para seguir amando. De esta forma el descanso, se transforma también en amor y estímulo para seguir amando. El santo pone a Dios el primero porque Dios hace lo mismo con él. Todo lo que hace tiene sentido porque Dios es el sentido de su vida. No puede dejar a Dios para después, después de que Dios lo ha dejado todo por él. Para el santo todos los mandamientos se reducen a uno: "Amar como él nos ama", con la entrega total y absoluta, con la sed del que necesita amar, y que le impulsa a servir más allá de todo cálculo.
3 comentarios:
Muchísismas gracias por los artículos. Son una verdadera delicia.
De hecho hace poco he realizado un curso de Luiz Felipe Pondé (Pecados: uma anatomia da alma) y me he alegrado un montón al ver que este blog ha vuelto a la actividad precisamente con este contenido. Me he quedado anonadado cuando he visto la ristra de publicaciones, vaya "timing". Muchísimas gracias por compartirlo.
Si es posible, me gustaría intercambiar algún email con la autora o el autor del blog sobre esta temática. Agradecería si me pueden hacer llegar algún correo para estar en contacto, pues debo de ser la única persona que tiene interés en conocer los pecados del alma humana en 50 km a la redonda.
En cualquiera de los casos, muchas gracias y a seguir resistiendo las embestidas del tigre.
Saludos, agradezco su interés por esta serie de artículos dedicados a los pecados espirituales y celebro que le hayan resultado de interés. Puede encontrar a la autora de los mismos en Twitter bajo el nick Lasamaritana (@Damihibibere), como indiqué también en la primera entrada de la serie.
Un cordial saludo y agradecido por su comentario.
Muchas gracias por la respuesta!
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