lunes, 2 de noviembre de 2020

Sobre el símbolo de infinito.

 

"El Infinito, para ser verdaderamente tal no puede admitir ninguna restricción,
lo que supone que debe ser absolutamente incondicionado e indeterminado." 

R. Guénon, Los estados múltiples del Ser
Capítulo 1


Nos ha llamado la atención una reciente campaña en redes sociales haciendo uso del conocido símbolo de infinito. Es aconsejable mantenerse al margen de este tipo de campañas "colectivas" que acostumbran a ser el soporte de grupos y actividades que gustan de manejar los hilos desde la sombra, más si cabe cuando se propone el uso de símbolos en un contexto y con una finalidad dudosos. Como suele suceder en estos casos no se sabe con certeza de dónde parte el uso de este símbolo, ni quién lo ha propuesto, y ni tan siquiera está claro qué se pretende significar con él.   

Ya hemos señalado en otras ocasiones cómo numerosos símbolos tradicionales son expropiados de su auténtico significado y empleados con un sentido profano, es decir profanados, en el sentido exacto del término. Pero además de este uso profano hay casos en que nos encontramos ante algo cualitativamente diferente: una inversión o una sustitución del símbolo. Las causas detrás de este fenómeno nos llevarían demasiado lejos pues no se trata  aquí meramente de un fenómeno de incomprensión, y es obligado reflexionar acerca la idea que tiene el hombre profano y moderno de los símbolos, a los cuáles considera como convencionalismos, asunto en el que profundizaremos quizá en el futuro. 


Nos centraremos por tanto en el muy conocido símbolo del 8 tumbado que popularmente -y a través de las matemáticas modernas- se asocia a la idea de 'infinito' a fin de llamar la atención sobre lo inadecuado de dicho símbolo para transmitir el significado al que ha quedado asociado. 

Antes de entrar en el símbolo en sí conviene recordar, siquiera brevemente, las precisiones que sobre los conceptos de infinito e indefinido hiciera Guénon en al menos dos de sus obras: Principios del cálculo infinitesimal y Los estados múltiples del Ser. Veamos lo que dice Guénon al respecto del concepto de infinito. 

"Infinito es, según la significación etimológica del término que lo designa, lo que no tiene límites; y para conservar el sentido que a este término le es propio será preciso reservar rigurosamente su utilización a la designación de lo que no tiene absolutamente ningún límite, con exclusión de todo aquello que solamente se encuentra sustraído a ciertas limitaciones particulares, pero permanece sometido a otras en virtud de su propia naturaleza. (...) Esta observación es particularmente aplicable, como ya hemos tenido ocasión de indicar en diversas ocasiones, al número, al espacio y al tiempo, incluso en las concepciones más generales y más amplias que sea posible formarse de estos tres elementos y que sobrepasan con mucho las nociones que ordinariamente se tiene de ellos; en realidad, todo esto no puede nunca sino pertenecer al dominio de lo indefinido, ese indefinido al que algunos, cuando es de orden cuantitativo como en los ejemplos que acabamos de mencionar, dan de forma completamente abusiva el nombre de "infinito matemático". (...) De hecho, este indefinido, procedente del finito del que no es más que una extensión o desarrollo, y en consecuencia siempre reductible a él, no tiene ninguna medida común con el verdadero Infinito, análogamente a cómo la individualidad humana o cualquier otra individualidad, incluso comprendiendo la totalidad de las prolongaciones indefinidas de que sea susceptible, tampoco podría tener ninguna medida común con el ser total. (...) Es muy evidente, en razón de la naturaleza misma de la relación causal que "lo más" no puede proceder de "lo menos", ni lo Infinito de lo finito." 
R. Guénon,  Los estados múltiples del SerCapítulo 1, El infinito y la posibilidad.


"El número no es sino un modo de la cantidad, y la cantidad misma no es sino un modo especial del ser, no coextensivo a éste, o, para ser más precisos todavía, no es sino una condición propia de un cierto estado de existencia en el conjunto de la existencia universal; pero esto es justamente lo que a la mayoría de modernos les cuesta trabajo comprender, acostumbrados como están a querer reducir todo a la cantidad e incluso a valorar todo numéricamente."
R. Guénon, Principios del cálculo infinitesimal, capítulo II: La contradicción del número infinito. 

 

"Lo finito, aun cuando sea susceptible de extensión indefinida, es siempre rigurosamente nulo respecto al Infinito; en consecuencia, ninguna cosa o ningún ser puede ser considerado como "parte del Infinito", lo que constituye una errónea concepción propia del "panteísmo", pues la misma utilización de la palabra "parte" supone la existencia de una relación definida con el todo." 
R. Guénon, Los estados múltiples del Ser, capítulo 1. 


Una vez aclarado esto, es decir que popularmente se llama 'infinito' a algo que no lo es en absoluto, así como que este uso abusivo del término ha venido a través de las matemáticas modernas -en especial de la mano de Leibniz-, pasemos a analizar si al menos el símbolo elegido para representarlo transmite de alguna manera esa idea de 'infinitud'. 

Y en efecto, al analizar el símbolo apreciamos que tampoco se adecúa muy bien a la idea de infinito. El 8 tumbado no es más que una representación esquemática de la cinta de Moebius, como la mostrada en la ilustración de Escher que encabeza este artículo. Pero la cinta de Moebius parece más bien un símbolo del eterno retorno que del infinito. 

Si pensamos por ejemplo en las hormigas que aparecen en el dibujo de Escher fácilmente nos damos cuenta que están atrapadas en un camino sin fin, no hay final ni salida, lo cual por cierto no lo convierte en un símbolo muy halagüeño precisamente. Y por otro lado la cinta de Moebius muestra claramente sus límites, es un camino cerrado -las hormigas no pueden salir del camino-, lo cual es contradictorio con la idea misma de infinito que es la de ausencia de límite y la posibilidad total.     

Tampoco parece adecuado el símbolo del 8 tumbado a la idea de "infinito matemático" pues este siempre crece, de ahí su indefinición, y nunca regresa, no es algo cíclico. 

No tenemos certeza de lo que simbolizaba este símbolo en sus orígenes pero más allá de la idea de eterno retorno que nos parece su significado más manifiesto, podría ponerse en relación con otros símbolos tradicionales como la doble espiral celta o el Yin-Yang. Acerca de este último recordemos que cada cualidad contiene en parte a la opuesta así como que cuando una desciende o mengua la otra crece, dando como resultado ese ciclo sin fin de la cinta de Moebius a través de la aparente dualidad y alternancia de las formas.  


1 comentario:

Anónimo dijo...

Parecería evidente a cualquiera el hallarse el origen del signo en el analema solar y su vinculación también a la idea de "eternidad" por antonomasia. Por mucho que parezca que este ciclo de "eterno retorno" no parezca muy del agrado del autor y le recuerde más a un anillo infernal forjado por un enano malvado para esclavizar a la humanidad que a una promesa de trascendencia y libertad... ¡No se deje vencer por el espíritu de la pesadez!